Mijaín López, el atleta más dominante de la historia olímpica a pesar del bloqueo a Cuba: “Tenemos que seguir luchando”

Mijaín López, leyenda de la lucha grecorromana, se despidió con su quinto oro olímpico, simbolizando sacrificio, humildad y revolución desde el deporte.



Foto: Martín Avilés

Mijaín López se arrodilló y dejó sus zapatos postrados en la pista de la Arena Campo de Marte de París, luego de conquistar su quinto oro consecutivo en la lucha grecorromana durante los pasados Juegos Olímpicos. Su proeza le valió convertirse en una leyenda viviente, al ser el único atleta de la historia con cinco metales dorados seguidos en la misma modalidad. Un paradigma de lo que significa hacer revolución desde el deporte.

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El gigante cubano quedó en calcetines para honrar al niño que con tan solo 10 años de edad comenzó —sin imaginarlo— a forjar una descomunal fuerza mientras ayudaba a cargar la cosecha que su familia sembraba en el campo y en sus ratos libres practicaba deporte descalzo. Y así como llegó sin zapatos al deporte, se fue, como muestra de ese inquebrantable espíritu guerrero.

“En ese momento quizá no lo pensé (quitarse los zapatos), pero salió a través de la competencia, ya que me fue un poco difícil competir, fue una competencia ya a mis 42 años, y sufrí mucho en los momentos finales ya en el desgaste que tenía ya de competición”, dice Mijaín en entrevista con OVACIONES, en el marco de su visita a México para dar una charla a niños y niñas en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

La noche antes de bañarse de gloria, ’El Gigante de Herradura’ sufrió como nunca al subir a la báscula. Estaba 3 kg por arriba del límite del peso y tuvo que salir a correr en plena madrugada por la Villa Olímpica. Lo hizo de nuevo por la mañana, con tal de poder competir por esa anhelada presea que ahora cuelga de su cuello junto a otras cuatro. Cada una con un significado especial, pero esta última, la más sufrida.

“Tuve que bajar de peso y eso ya me hizo tomar una decisión final, una decisión en la cual todos los atletas no están preparados para tomar. Pero ya creo que con todos los resultados que he tenido en mi carrera deportiva, fue una decisión sabia, una decisión muy amorosa para mí, porque le di todo lo que quería ver al público de mi isla, obtener su quinta medalla de oro en unos Juegos Olímpicos, y poner la zapatilla ahí para mí fue un simbolismo en el sentido de que yo empecé con 10 años en mi carrera deportiva, empecé sin zapatos y me fui sin zapatos, creo que es un símbolo de agradecimiento a todos los que me apoyaron, agradecimiento al deporte mío de la lucha, que es un deporte al cual yo amo mucho y nada contento de todo lo que logré en mi carrera”, continúa.

Oriundo de Consolación del Sur —una pequeña ciudad de la provincia de Pinar del Río, Cuba, con una población de menos de 100 mil habitantes—, Mijaín López Núñez es el héroe más improbable de la historia del olimpismo, a diferencia de Michael Phelps, Mark Spitz y otros que tuvieron un camino mucho menos minado para consagrarse. El isleño tuvo que salir adelante desde las entrañas de un ambiente adverso y plagado de vicisitudes, mismas que supo esquivar tal como hizo en incontables ocasiones contra sus rivales para triunfar.

“La juventud mía fue de un joven normal, un joven criado en el campo ayudando a mi familia. Mi familia era una familia humilde, sencilla, la cual se dedicaba a trabajar en el campo. Yo iba en la mañana temprano a mis estudios a la escuela y en la tarde ayudaba a todos los seres de la casa a ir al campo, sembrar, recoger cajas de tomates o de lo que fuera. Eso fue algo que me dio buena enseñanza, la educación”, recuerda con una sonrisa que refleja nostalgia por aquella época.

“Todo eso me ayudó, toda esa fuerza que adquirí a través de todos esos ejercicios, todas esas cosas que tenía que hacer rústicas, me ayudó para enfrentar lo que es el deporte de la lucha. Siempre me gustó el deporte de la lucha, siempre hacía todo lo que hacía de fuerza y eso creo que me dio un aval para empezar mi deporte de la lucha, ya que es un deporte aguerrido, fuerte y traumático en el cual tienes que estar bien preparado para poder enfrentar todo eso de vuelta”, agrega.

Fue en el campo donde el cubano luchador se hizo gigante. Y no precisamente por sus 1.96 metros de altura y 130 kilogramos de puro músculo, sino por esa grandeza que radica en su corazón y germinó con la semilla que sus padres sembraron en esa fértil tierra donde se hizo roble, de esos que ni la más cruenta tormenta pueden derribar.

“Es un orgullo el ser uno de los mejores atletas a nivel mundial, después de haber tenido cinco medallas de oro olímpicas, primer atleta mundial que ha tenido ese resultado. Es un orgullo poder estar aquí en México y transmitirle todas esas ideas a todos esos jóvenes que vienen con ese deseo de tener grandes resultados en el deporte, ir a distintas escuelas donde los jóvenes están interesados y contarles de mi historia, que ya lleva 32 años en carrera deportiva. He tenido dificultades, pero siempre con ese deseo e ímpetu que siempre he tenido de poder obtener esos resultados que logré alcanzar”, dice.

Nacido el 20 de agosto de 1982, Mijaín López nunca pudo conocer a Fidel Castro en persona. Pero desde las aulas aprendió el legado del comandante que lideró la Revolución Cubana, misma que triunfó la mañana del 1 de enero de 1959. Y desde entonces, dimensionó lo que representa el portar en todo momento la dignidad de la mayor de las Antillas y trasladarla al deporte con firmeza y convicción.

“Para nosotros Fidel es un símbolo muy grande. Fidel ha sido un amante de toda una vida del deporte. Su hermano (Raúl) empezó todo lo que había sido toda la proyección del deporte en Cuba. No tuve la posibilidad de conocerlo, pero tuve la posibilidad de conocer muchos atletas que me antecedieron a mí, que fueron campeones olímpicos y mundiales, que sí tuvieron la posibilidad de participar con el comandante Fidel Castro”, confiesa.

“Solamente hice en mi carrera deportiva lo que él nos enseñó. Amar nuestro deporte, amar nuestro país, amar a nuestro pueblo y todo lo que hagamos nosotros por nuestro pueblo. Creo que es una forma de mostrar la solidaridad que tenemos con nuestro pueblo, con nuestros países que nos siguen y contento por toda la sabiduría que supo hacer para que nosotros fuéramos grandes deportistas revolucionarios”, refuerza.

Como todo cubano, Mijaín ha sufrido los asfixiantes estragos del bloqueo económico, comercial y financiero interpuesto por el gobierno de los Estados Unidos a su país desde el 3 de febrero de 1962 y sigue vigente hasta la fecha. Cifras del gobierno cubano, calculan una afectación aproximada de más de 629 millones 675 mil dólares al mes debido a este embargo.

Con todo y esas políticas, Cuba presume un total de 226 medallas olímpicas78 oros, 68 platas y 80 bronces—, lo que la convierte en la nación hispanohablante más exitosa de todos los tiempos. Porque las verdaderas ideas son eternas, indestructibles, como escribió el filósofo esloveno Slavoj Žižek en su libro En defensa de causas perdidas (2008) para argumentar que las posturas fundamentales —como el comunismo— tienen una naturaleza persistente que trasciende los intentos de su aniquilación.

“El bloqueo a nosotros nos incide en muchas cosas, en los materiales, los utensilios de entrenamiento, la ropa de entrenamiento. Ahora en estos últimos años nos estaban dando la visa, ya no solamente a los funcionarios sino a los atletas de alto nivel que representan el país. Nosotros no somos políticos, nosotros somos deportistas que defendemos nuestras banderas, nuestras medallas porque somos los que nos sacrificamos para tener esos grandes resultados. Son avales en los cuales eso nos está afectando, ya en estos últimos años las visas se nos están negando, no hay visas”, lamenta.

“No nos están ayudando a ir a los campeonatos en los cuales nosotros nos tenemos que ir enfrentando para llegar a los eventos con la gran capacidad física de enfrentar una competencia. Creo que nosotros como fuentes de mente, como el exhorto a todo el mundo, no podemos rendirnos. Tenemos que seguir luchando por lo que tenemos y tenemos que seguir luchando por nuestros sueños para poder lograr las ideas que tenemos nosotros que es luchar por la revolución y por nuestros sueños”, finaliza.