El cine español ha perdido a una de sus figuras más emblemáticas con el fallecimiento de Marisa Paredes a los 78 años. La actriz, cuya carrera abarcó más de siete décadas, dejó una huella indeleble en la historia del cine, especialmente a través de sus colaboraciones con Pedro Almodóvar, quien expresó su conmoción describiéndolo como “un mal sueño”.
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Nacida en el Madrid de la posguerra en 1946, Paredes surgió de orígenes humildes para convertirse en una de las actrices más respetadas de España. Su vocación artística, nacida en las calles del barrio madrileño de Santa Ana, la llevó a construir una carrera extraordinaria que incluye más de 75 apariciones en la gran pantalla y numerosos reconocimientos, incluyendo el Premio Nacional de Cinematografía y el Goya de Honor.
Su colaboración con Pedro Almodóvar, iniciada en 1983 con “Entre tinieblas”, marcó un antes y un después en su carrera. Juntos crearon obras maestras como “Tacones Lejanos”, “La flor de mi secreto” y “Todo sobre mi madre”. Su talento trascendió fronteras, participando en producciones internacionales como “La vida es bella” de Roberto Benigni y “El espinazo del diablo” de Guillermo del Toro.
La noticia de su fallecimiento ha generado una ola de tributos de figuras destacadas del cine español e internacional. Penélope Cruz, Antonio Banderas y el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, se unieron a las condolencias, destacando no solo su brillantez artística sino también su compromiso con la democracia y las causas progresistas.
Más allá de su legado artístico, Paredes será recordada por su compromiso social y su voz feminista, arraigada en sus experiencias de clase y su lucha por superar las limitaciones socioeconómicas. Su pérdida marca el fin de una era en el cine español, dejando un vacío en la industria que será difícil de llenar.