Bueno, el finado músico regiomontano, celebridad del acordeón, estaría más que orgulloso de los acordeones que se están repartiendo en las narices del INE. Esos papelitos, que en la escuela se usaban clandestinamente porque incluían las respuestas del examen en turno, están siendo distribuidos en el marco de la próxima elección judicial, pues la ciudadanía está hecha bolas con tanto candidato que debe seleccionar (60 nombres en tres boletas). Por lo pronto, políticos como Guadalupe Acosta Naranjo ya denunció el hecho en sus redes. Vamos, INE, haz lo tuyo.
Jueces fosfo fosfo
Desde el Palacio de Cantera llega una orden… judicial. Empleados del gobierno de Nuevo León denuncian que el gobernador Samuel García ha impuesto “línea” para la elección judicial: entregar credenciales de familiares, practicar votos dirigidos y documentarlo todo con QR personalizado. ¿Es Samuel el único en este operativo o hay más gobernadores haciendo lo mismo en la sombra? Con el tiempo encima, la justicia por voto popular se está pareciendo demasiado a las elecciones de siempre.
Sin visa, ni apoyo popular
Marina del Pilar Ávila presume encabezar rankings de aprobación, pero en Mexicali la realidad le grita otra cosa: “¡Fuera, fuera!”. El abucheo en un evento de apoyos económicos evidencia el desgaste de su imagen, justo cuando enfrenta protestas, cuestionamientos por la revocación de su visa y rumores sobre su entorno familiar. Mientras ella sonríe en redes, la carne asada masiva en su contra y las pancartas en la calle pintan otra realidad. En Baja California se preguntan si la ‘4T’ está dispuesta a pagar el precio de sostener a una gobernadora bajo fuego. ¿O ya negocian su salida?
A lo que sigue
Clara Brugada salió ayer a decir que en mayo bajaron los homicidios. Justo en mayo, después de que asesinaran a sus dos colaboradores más cercanos. ¿Coincidencia? Para nada. En tiempos electorales, hasta la estadística se acomoda. Morena necesita votos el 1 de junio y Estados Unidos quiere orden. Así que Clara, dicen, se alineó: negó la violencia, firmó iniciativas para regular motos y juró seguir tocando puertas. Todo por una elección. Todo porque un funcionario gringo dijo que el narco ya no respeta ni a los gobiernos. Y en vez de indignación, hubo sumisión. La jefa de Gobierno no se dobló: la doblaron. Por la elección… y por Washington.
¡A new tax!
El oficialismo lo celebra como si hubieran ganado una medalla. Antes los paisanos enviaban sus remesas sin pagar impuesto, pero ahora EU les quiere cobrar un “modesto” 3.5%. ¿Y eso es un triunfo? Se felicitan porque no fue del 5%, como si el golpe suave no doliera. Aún falta el Senado estadounidense… capaz que lo suben por etapas, total, ya abrieron la puerta. Lo curioso es que las remesas eran el trofeo estrella de la política económica de la ‘4T’: “¡Miren cuánto entra al país gracias a nuestros paisanos!”. Pues ahora también entra… un nuevo impuesto. A new tax, indeed.