Los fundamentos macroeconómicos de México son sólidos, por lo que no tendría por qué preocuparnos la ocurrencia de una crisis en la economía mexicana ante las condiciones económicas actuales, aseguró el director del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, Armando Sánchez Vargas.
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“Con la evidencia empírica con la que contamos hasta ahora, no es posible que anticipemos para México una depreciación abrupta y profunda de la moneda mexicana, esta es estable; no habría, en estos momentos, alguna preocupación que tuviera que mantenernos ocupados en que pronto pudiéramos tener una crisis financiera”, señaló.
Asimismo, es necesario pensar en que hay un manejo apropiado de la economía mexicana, a partir de las políticas fiscal y monetaria; eso nos ha mantenido con una economía estable y blindada, apuntó.
El especialista detalló que uno de los temas relevantes de la política económica está relacionado con la de índole cambiaria, que en nuestro país es un tipo de cambio flexible, variable relevante para el desempeño de la economía nacional y el comercio internacional.
Dijo que las proyecciones señalan que de 2018 a 2024 la probabilidad de una modificación de régimen ha sido baja y temporal, y solo las posibilidades de que incremente en el corto plazo pueden atribuirse a la incertidumbre en los mercados financieros, aunque han sido temporales y de corta variabilidad.
Consideró que, durante los procesos electorales, en los medios de comunicación escuchamos noticias sensacionalistas que nos dicen que el tipo de cambio se depreciará de manera permanente y tendremos una crisis financiera, pero eso no resultó cierto.
Acotó que su investigación titulada Cambio de régimen en la volatilidad del tipo de cambio peso-dólar, donde aplicó el enfoque markoviano y cópula R-Vine, se identificaron y caracterizaron los periodos de alta y baja volatilidad en la economía mexicana de manera certera.
Advirtió además que la única manera de que en realidad pudiera darse una depreciación y tuviera que preocuparnos, es si supiéramos que los fundamentales macroeconómicos como una balanza comercial demasiado difícil de enfrentar, que no tuviéramos reservas internacionales para hacer frente a esos choques exógenos o un producto interno bruto en crecimiento, así como una inflación controlada.
Todas esas variables, consideró el universitario, son las que pudieran provocar una crisis financiera y que, en efecto, se manifestaría en el tipo de cambio, aunque no sería provocada por este proceso.
Es decir, subrayó, no estamos hablando de que anuncios de tipo político pudieran generar presión como la crisis financiera global de 2008, en la cual la economía mundial tuvo grandes problemas por cuestiones de créditos que se transfirieron al sector real y colapsaron los mercados de hipotecas, por ejemplo.
Esa fue una situación en la que las probabilidades de transición o de cambio de régimen en los tipos de cambio en varios países se elevaron y llegaron a ser uno. “Los valores y las volatilidades del tipo de cambio saltaron y ese salto fue más o menos permanente; eso sí que es preocupante para una economía”, consideró Sánchez Vargas.

Foto: Cuartoscuro 


