Novak Djokovic avanza a la final de Wimbledon y se acerca de nuevo récord

EFE Foto: TW @atptour El vigente campeón, Novak Djokovic, se clasificó el viernes para su novena final de Wimbledon, y 35ª de un Grand Slam, al eliminar sin dificultades en semifinales al italiano Jannik Sinner, 15 años más joven que él, por 6-3, 6-4 y 7-6 (7/4). El serbio, que busca levantar por octava vez

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Foto: TW @atptour

El vigente campeón, Novak Djokovic, se clasificó el viernes para su novena final de Wimbledon, y 35ª de un Grand Slam, al eliminar sin dificultades en semifinales al italiano Jannik Sinner, 15 años más joven que él, por 6-3, 6-4 y 7-6 (7/4).

El serbio, que busca levantar por octava vez el trofeo de Londres igualando el récord del ya retirado Roger Federer, se impuso al número ocho del mundo en dos horas y 46 minutos y jugará la final contra el español Carlos Alcaraz o el ruso Daniil Medvedev.

Djokovic fue infinitamente mejor que el transalpino en cada situación de tensión. En las pelotas de rotura, en los iguales, en los puntos decisivos a Sinner se le atragantó la pelota y la situación, mientras que el serbio disfrutaba encontrando esquinas y estirándose de un ladro a otro.

El primer juego del partido, en el que Sinner tuvo dos bolas de ‘break‘, fue a su vez espejismo y reflejo de lo que ocurriría más tarde. Djokovic salvó ambas oportunidades y rompió el saque de Sinner un juego después. Podía ser el signo de un partido igualado.

Para el segundo set las cosas no cambiaron. Jannik Sinner, octavo del ranking mundial, lo estaba dando todo en su primera semifinal de Grand Slam, lo que hacía sufrir bastante a Novak, pero su experiencia fue clave para ir ganando el set 4-6.

Dos distracciones capaces de despistar a cualquiera, menos a Djokovic, que pese a estos toques de atención mantuvo el pulso y el servicio y aceleró a por el segundo set. Hora y media en el minutero y los dos primeros parciales estaban en el bolsillo del siete veces campeón.

Ninguna sorpresa, ningún sobresalto digno de mención. Djokovic avanzaba como el transatlántico que es cargado de títulos y espoleado por la presión. “Es un privilegio”, asumió, citando a la legendaria Billie Jean King, y disfrutó de ella.