MARTÍN AVILÉS
Foto: EFE
Carlos Alcaraz sacó el capote y realizó una faena que le ameritó las palmas de una Plaza México rendida a sus pies. El murciano fue colosal a pesar de tratarse de un partido de exhibición ante Tommy Paul y se llevó un triunfo apabullante para enamorar un poco más a la afición azteca, que ahora lo tiene como su consentido en el tour.
El plato fuerte del TennisFest no defraudó y el ibérico de 20 años de edad supo dar un show digno de las grandes leyendas que han jugado en este país. Pese a llegar en un bajón de juego tras el fin de temporada vertiginoso que tuvo, se empleó a fondo para derrotar por parciales de 7-6 y 6-3 a su rival estadounidense, con quien está igualado en su historial de enfrentamientos en el circuito por 2-2.
Apenas salió a calentar, Alcaraz provocó el frenesí de la afición mexicana. A cada pelotazo era aplaudido y vitoreado desde las gradas, como si se tratara de un ídolo de años y no un chico que apenas entra a sus veintes. Banderas de España, carteles con mensajes para el murciano y hasta playeras alusivas al dos veces ganador de Grand Slam.
Los 14 grados centígrados provocaron que algunos asistentes se olvidaran del glamour y optaran por taparse con cobijas. Y ni el nublado cielo evitó que luna se asomara a La México para contemplar al heredero de la corona del tenis mundial.
Pero no por ser el tenista de moda en el tour, el de El Palmar se ha ganado por completo a la afición mexicana. Prueba de ello fue que se quedó corto en su convocatoria al público, concretamente, a 22 mil asistentes del récord en la plaza establecido por Roger Federer, quien en su exhibición en 2019 logró reunir a casa 42 mil espectadores.
Tampoco igualó los 30 mil de Rafael Nadal el año pasado, en la primera edición del TennisFest. Alcaraz convocó a 20 mil 348 asistentes, lo que deja claro que aún está un escalón abajo del Big 3, al menos en cuanto a la demanda de boletos para verlos en la Ciudad de México.
Ni el murciano ni Tommy pudieron adaptarse rápido a la altura de 2 mil 240 metros sobre el nivel del mar del Valle de México; tampoco a las ráfagas de viento de 26 kilómetros por hora. La pelota claramente se movía demasiado y los cambios de ritmo parecían costarles montones.
En el séptimo game del primer set, un drop shot de Carlitos hizo levantarse de sus asientos a los presentes. Su tiro fue tan sutil como poderoso, pero ni así pudo quebrar el saque del estadounidense. En el duodécimo game, el número 2 del mundo estaba obligado a ganarlo para obligar a un tiebreak, son embargo, lo tomó con calma y hasta se dio tiempo de tirar un infructífero Willy que fue contestado por Paul con un drop que arrancó los suspiros de los presentes al impedir un punto de Alcaraz que habría sido esquisto.
Ya en el tiebreak, el ibérico por fin pudo imponer condiciones. Se vio relajado y hasta se dio el tiempo de bromear e interactuar con la gente. Terminó por ganar 7-6(3) el primer set y la tranquilidad tras un titubeante inicio de partido.
La bestia había sido liberada, tan pronto como comenzó la segunda manga, contestó un tiro del de Nueva Jersey con una línea de revés que dejó inmóvil a su rival y La México boquiabierta. Ese era el Alcaraz que se esperaba. Y en el cuarto juego, el de El Palmar concretó su quiebre para encaminar la victoria.
Con el 4-1 a favor, en sexto game Alcaraz realizó un tiro que solo los acróbatas podrían emular al requerir una elasticidad y fuerza sobrehumanas. Un backhand que agradecieron los fotógrafos presentes al regalar la postal del partido, pues lo celebró como torero en plena Plaza. El triunfo del de Murcia se concretó y los aficionados aplaudieron eufóricos, porque al menos aquí, Nadal sí que tiene a su heredero como favorito de la fanaticada nacional.