Pacto patriarcal

La incertidumbre sobre la voluntad política para apoyar políticas de género preocupa a las feministas



La incertidumbre es la falta de certeza. Genera inseguridad, inquietud, duda, recelo y hasta  sospecha. Así lo sienten muchas  feministas porque no hay claridad si habrá  voluntad política para rescatar la política de género, su presupuesto, ni si se van a realizar las acciones integrales para prevenir y atender la violencia contra las mujeres.

Estamos estrenando una  Secretaría de las Mujeres, aprobada por el Congreso y lista para trabajar, pero  no sabemos si se trata  de un progreso simbólico únicamente sin  posibilidad de materializar acciones. No sabemos cómo  se arma y si, como se solicitó, incluirá a las organizaciones sociales en su estructura. 

Mientras tanto está la realidad. A 42 días de la nueva administración nos duele el asesinato de una periodista, Patricia Ramírez González de Colima; el asesinato de dos mujeres en Acapulco; las amenazas en la casa de Irinea Buendía, tenaz en la denuncia de la impunidad en casos de feminicidio. Fueron a balear su casa.

Se suman las amenazas de muerte a la  poeta y activista zoque Mikeas Sánchez  defensora  de la madre tierra y contra los maga proyectos,  amiga del sacerdote Marcelo Pérez, asesinado el pasado 20 de octubre. El de Irinea y éste parecen casos de la tradicional represión a opositores en otros tiempos.

Se suma la ejecución de Adriana y Virginia Ortiz García, dos mujeres de la comunidad triqui, sucedido en pleno centro de Oaxaca el 28 de octubre quienes  durante años  exigieron  la aparición de Daniela y Virginia  Ortiz Ramírez, sus primas radialistas comunitarias desaparecidas desde 2007.

La incertidumbre crece por la  falta de información. Pasa con las reformas constitucionales. No sabemos qué esperan las mujeres con la  reforma judicial, cómo se  afectarán los derechos de todas; no sabemos cómo impactará a las mujeres si la Cámara de Diputados aprueba esta semana la eliminación de siete órganos autónomos, entre ellos el INAI, uno de los medios para tener idea y conocer de qué tamaño es la violencia contra las mujeres, base para la prevención.

¿Quién nos explica la reforma sobre  la supremacía constitucional aprobada a toda prisa por  los legisladores federales y los congresos estatales? ¿Qué significa para las mujeres que como Irinea Buendía logró a través de la Suprema Corte enderezar el feminicidio de su hija, Mariana Lima Buendía, tipificado como suicidio, cuando era feminicidio?

Hay otro sesgo preocupante. Ha vuelto a la escena el pacto patriarcal. En Tabasco, este domingo se acordó que dirigirá Morena un violentador político en razón de género. Se llama Jesús Selvan García, inscrito en el registro de violentadores, cuyas fechorías están documentadas en el expediente SX-JDC-225/2023 del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por ataque físico y verbal contra la diputada Rita Gálvez Bonora.

Además, está la denuncia de Lupita, una mujer policía de investigación de la Fiscalía General del Estado de Chiapas, quien hace días denunció penal y públicamente al comandante de la corporación, Ernesto Molina Aguilar, por el delito de abuso sexual. Lupita está hospitalizada. Su familia teme que se encubrirá al perpetrador.

Ya se empieza a decir ¿qué pasará  con Melanie Barragán?, de Ciudad Madero, Tamaulipas, agredida físicamente por su novio, Christian de Jesús Rojas, el 31 de octubre durante una fiesta de Halloween. Caso viralizado, el agresor huyó. 

No me alcanza el espacio para tanto agravio. Noviembre es el mes para reflexionar sobre la violencia contra las mujeres. Por ello no amaina esta incertidumbre de si habrá o no  la voluntad política para la  atención integral de la violencia feminicida. Veremos.

Periodista. Editora de Género en la OEM, directora del portal informativo http:/www:/semmexico.mx