Para entender la relación México-EU

Las Ciencias Sociales iluminan el camino: estudian, analizan y proyectan tendencias para entender relaciones complejas, más allá de la improvisación



Javier Oliva Posada

La dinámica de las relaciones entre ambos países, lo sabemos, pero hay que reiterarlo, siempre han observado convergencia, alianzas a la vez que encuentros y situaciones ríspidas.

En la Ciencias Sociales, el recurso que implica el estudio serio y documentado, permite no sólo la comprensión del objeto de estudio, sino adelantar tendencias y escenarios que por lo tanto, escapan al voluntarismo, la ocurrencia y sobre todo a la improvisación.

Por esto, en la perspectiva del relevo en la Casa Blanca y la larguísima lista en la opinión pública (convencional y virtual de nuestro país) a propósito de hipótesis, pronósticos, suposiciones, consejos y recomendaciones, es que acudir a investigaciones documentadas implica una fuente sustancial de argumentos para la interpretación y análisis del tema de las relaciones México-Estados Unidos.

La Profesora Emérita de El Colegio de México, la doctora Soledad Loaeza, publicó en 2022, una investigación que apunta y con precisión, las condiciones unas cambiantes, otras estables en la dinámica entre ambas Naciones. La obra titulada A la sombra de la superpotencia. Tres presidentes mexicanos en la Guerra Fría, 1945-1958, describe a lo largo de 470 páginas las consecuencias directas de la terminación de la Segunda Guerra Mundial, sobre las reestructuraciones de los respectivos sistemas políticos. La autora documenta por demás de  manera detallada cómo fue que la emergencia de los Estados Unidos como potencia vencedora y hegemónica, incidió notablemente en la conformación del Estado mexicano posrevolucionario.

Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán Valdés y Adolfo Ruiz Cortines, ejemplifican y encarnan, la gradual consolidación del presidencialismo y del partido dominante (el Revolucionario Institucional) a la vez, que conforme a las condiciones de la coyuntura, se aplicaba un política exterior pragmática. No obstante, la centralidad de los nueve capítulos, incluyendo las conclusiones, se refiere a la consolidación del régimen presidencialista y su instrumento legitimador (PRI). Ahora bien, las lecciones que nos aporta la investigación de la Dra. Loaeza, ante la inminente llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, es que el Estado y gobierno mexicano, cuentan con suficientes recursos políticos y diplomáticos para procesar los planteamientos y políticas aislacionistas que ha anunciado  el futuro presidente de ese país.

Por otra parte, las dinámicas de las fuerzas y organizaciones opositoras, sea en aquélla época o en la actual, de forma consecuente, ven auspiciadas sus razones y causas. Desde ahora lo hemos observado en manifestaciones formales para la creación de nuevos partidos políticos, con una orientación dentro de nuestra geometría ideológica, de centro-derecha y francamente conservadores. Por ejemplo, en el capítulo VII La construcción de la hegemonía del PRI, la autora expone al detalle como ante las elecciones de Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958), se perfiló un serio intento por construir un partido único, con corrientes, agrupaciones y clubes, pero dentro de una misma maquinaria político electoral. Son lecciones que deben estudiarse ante la convergencia de dos gobiernos que comienzan sus funciones (Claudia Scheinbaum y Donald Trump).

En esta coyuntura y perspectiva, es indudable que los efectos para la política interna de México, derivados de las relaciones entre ambos países, puede tener un efecto positivo para el fortalecimiento de nuestra instituciones que velan por el adecuado funcionamiento de la democracia y a la vez, que la creación de condiciones para un amplio consenso como respuesta a las indudables presiones que vendrán desde el Capitolio y la Casa Blanca. Sin duda, un libro por completo recomendable.

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