Pedro y el lobo a un año de gobierno

Las amenazas y presiones de Trump sobre México exponen la vulnerabilidad del país frente al narcotráfico y la seguridad nacional.



Desde el inicio de ambos gobiernos, el mexicano y estadounidense, se han estado mandando mensajes abiertos, literales y extorsivos.

Por un lado, el presidente Trump amenaza en forma cotidiana al gobierno de México, que no a la Presidenta de la República, sobre las acciones aisladas, inconclusas y tibias en materia de seguridad, lo que no sucede en otros países latinoamericanos donde el mandatario norteamericano insulta a los presidentes por encima de sus pueblos, como en los casos de Petro en Colombia y Maduro en Venezuela.

Partamos de la principal ocupación de los EU en la región: el tráfico y consumo de fentanilo, la migración ilegal y el llamado narcoterrorismo; estos dos últimos fenómenos, responsables, según ese presidente, del primero. Es decir, la migración y el tráfico de drogas es lo que ha hecho que los EU tengan un aumento de decesos y adictos en los últimos años.

En este orden de ideas es que Trump lanza sus primeras amenazas a la llegada del gobierno mexicano; aumento de aranceles en un 25% y 50% en productos nacionales; el señalamiento de narcoterroristas a los líderes de los cárteles mexicanos, principalmente a los integrantes del Pacífico y Jalisco Nueva Generación, y la exigencia para la entrega inmediata de los principales líderes del narcotráfico, sin descuidar que algunos de ellos se encuentran operando la política nacional.

En forma inmediata e inédita, la Presidenta de México ordenó a su gabinete de seguridad hacer lo que sea necesario para demostrar que sí hay voluntad. Empezaron las investigaciones con cientos de detenidos, el despliegue de la Guardia Nacional a la frontera, recepción de miles de migrantes deportados y más de 50 extradiciones en dos entregas masivas.

Todo parecía estar resuelto, los elogios de Trump a Sheinbaum no se dejaron esperar. Sin embargo, aunque pareciera raro, las amenazas y extorsiones continúan hacia el país, como si la Presidenta sólo fuera espectadora o no tuviera responsabilidad alguna.

Estamos ante la fábula de Pedro y el lobo, de Esopo, que deja una enseñanza clara sobre la mentira y la credibilidad:

“Pedro, el pastorcito, un día decidió bromear con los aldeanos gritando ‘¡el lobo!, ¡el lobo viene por las ovejas!’, creando entre los pobladores alarma suficiente para salir con palos y herramientas para ayudar a Pedro. Al descubrir la mentira y repetida la escena decenas de veces, es que cuando en realidad se presentó el lobo y Pedro buscó ayuda, nadie acudió a su auxilio”.

La credibilidad se gana con la verdad y se pierde con una sola mentira.

En el caso que nos ocupa, el presidente Trump vive amenazando con la venida del lobo: el aumento de los aranceles, las incursiones de agentes a México, últimamente suspendiendo sus vuelos en el AIFA (Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles) y la destrucción de una embarcación criminal muy cerca de las aguas nacionales.

Por su parte, pareciera que el gobierno mexicano está desestimando la llegada del lobo, puesto que aquel presidente, en su mandato anterior, vivió de amenazas no cumplidas.

En términos generales, de materializarse estas extorsiones, estarían afectando al poder nacional mexicano, premisa básica para catalogarlas como afectaciones a la seguridad nacional.

¿Se han diagnosticado estas amenazas en el seno del Centro Nacional de Inteligencia? De hacerse reales, ¿tenemos un plan de respuesta más allá del himno nacional?: “… donde un soldado en cada hijo te dio…”, tenemos que darles lectura a estas extorsiones, tomarlas, inclusive, como áreas de oportunidad para “limpiar” al país de una patética delincuencia organizada y, por supuesto, crear escenarios de actuación; ideal, real o tendencial y catastrófico.