Ana Laura García / Ovaciones

Foto: Arte Canva sobre el desierto del Sahara y México

México se prepara para recibir nuevamente la visita anual del polvo del Sahara, un fenómeno meteorológico que cautiva a la población con sus efectos únicos en el cielo y el ambiente. Este evento, aunque no es muy frecuente en el país, se ha convertido en una experiencia esperada por muchos, quienes aguardan con anticipación la llegada de este polvo mineral transportado desde las lejanas tierras africanas.

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La travesía del polvo sahariano hacia México

La llegada del polvo del Sahara a México es un evento anual que se produce principalmente durante los meses de julio y agosto. Sin embargo, la intensidad y la zona de impacto pueden variar de un año a otro, dependiendo de la fuerza de los vientos y la concentración del polvo en su lugar de origen. La majestuosa Sierra Madre Oriental se alza como un guardián natural, limitando la dispersión del polvo hacia el centro del país y concentrando su influencia en la vertiente oriental y el sureste mexicano.

Este polvo sahariano se origina como una masa de aire extremadamente seca y cargada de partículas minerales que se forma sobre el vasto desierto del Sahara. Cada tres a cinco días, esta masa de aire emprende un viaje épico hacia el océano Atlántico, abarcando una superficie equivalente a la de Estados Unidos y extendiéndose verticalmente entre 1,500 y 6,000 metros de altura. En su recorrido, el polvo ha llegado a lugares tan distantes como el Mar Caribe, Centroamérica y el Golfo de México, dejando su huella en cada rincón que visita.

Los efectos del polvo del Sahara en tierras mexicanas

Aunque el polvo del Sahara no representa una amenaza directa para la salud de los mexicanos, su presencia puede tener algunos efectos sorprendentes en el ambiente. Uno de los más notables es la reducción de la nubosidad en las áreas afectadas, ya que las partículas de polvo pueden inhibir la formación de nubes.

Pero quizás el efecto más cautivador del polvo sahariano es la intensificación de los colores en los atardeceres. Cuando el polvo está suspendido en la atmósfera, actúa como un filtro natural que realza los tonos rojizos y anaranjados, creando atardeceres de una belleza inolvidable. Es como si el cielo se convirtiera en un lienzo pintado con los colores más vibrantes de la naturaleza.

Además, se ha observado que el polvo del Sahara puede influir en la formación y la intensidad de los ciclones tropicales. Aunque los mecanismos exactos aún se están investigando, se cree que las partículas de polvo pueden afectar la dinámica de estos sistemas meteorológicos.