Foto: Crisanta Espinosa Aguilar / Ovaciones.com Ana Laura García / Ovaciones
Foto: Crisanta Espinosa Aguilar / Ovaciones.com
El trastorno del espectro autista (TEA) es una afección relacionada con el desarrollo del cerebro que afecta la manera en la que una persona percibe y socializa lo que causa problemas de interacción y aprendan maneras distintas de la mayoría, al igual con la manera en que se comunican. Algunas personas podrían tener destrezas de conversación avanzadas, mientras que otras podrían no expresarse verbalmente. Algunas personas con TEA necesitan mucha ayuda en su vida diaria; otras pueden trabajar y vivir con poca ayuda o nada, tal como lo apunta la psiquiatra Norma Ontiveros Balderas (www.neuropsyx.com.mx), médico adscrito al Hospital de psiquiatria Héctor H. Tovar Acosta.
¿Cómo inicia el Autismo?
El trastorno del espectro autista comienza en los primeros años de la infancia y provoca problemas para desenvolverse en la sociedad, por ejemplo, en situaciones sociales, en la escuela y el trabajo. Los niños suelen presentar síntomas de autismo en el primer año. Un número reducido de niños parecen desarrollarse de forma normal en los primeros 365 días de su vida y luego pasan por un período de regresión entre los 18 y los 24 meses de edad, cuando aparecen los síntomas de autismo. Si bien no existe una cura para los trastornos del espectro autista, un tratamiento intensivo y temprano puede hacer una gran diferencia en la vida de muchos niños, afirma la especialista egresada de la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Y agrega: “Algunas personas con TEA tienen una diferencia conocida, como una afección genética, es decir, nacen con ellos. Todavía no se conocen otras causas. No existe ningún vínculo entre las vacunas y los trastornos del espectro autista”.
¿Qué riesgos hay al no atender el Autismo?
A medida que los niños con TEA se convierten en adolescentes y adultos jóvenes, podrían tener dificultades para formar y mantener amistades, para comunicarse con personas de su edad y adultos, o para entender qué conductas se esperan de ellos en la escuela o el trabajo, llegan a ser rechazados o aislados por esto. Puede que lleguen a buscar atención médica porque también tienen otros problemas como ansiedad, depresión o trastorno por déficit de atención e hiperactividad, que se presentan con más frecuencia en personas con TEA que en personas sin TEA.
¿Existen otros síntomas de este trastorno?
Algunos síntomas de TEA son: Evitar mirar a los ojos a otra persona o no mantener el contacto visual; no responder cuando lo llaman por su nombre, hacia los 9 meses de edad; no mostrar expresiones faciales como de felicidad, tristeza, entre otras, hacia los 9 meses de edad, no participar en juegos interactivos simples como dar palmaditas con las manos hacia los 12 meses de edad; usar pocos o ningún gesto, hacia los 12 meses de edad (por ejemplo, no decir adiós con la mano); no compartir intereses con otras personas, hacia los 15 meses de edad (por ejemplo, no mostrar un objeto que le guste); no apuntar a algo interesante para mostrarlo, hacia los 18 meses de edad; no notar cuando otras personas están lastimadas o molestas, hacia los 24 meses de edad, no notar a otros niños ni jugar con ellos, hacia los 36 meses de edad; no jugar a ser otra cosa, como un maestro personaje, hacia los 48 meses de edad; no cantar, bailar ni actuar para usted, hacia los 60 meses de edad.
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Otras conductas repetitivas llamativas como: poner juguetes u otros objetos en fila y molestarse cuando se cambia el orden; repetir palabras o frases una y otra vez; jugar con juguetes de la misma manera todo el tiempo, enfocarse en partes de los objetos (por ejemplo, en las ruedas), irritarse con cambios mínimos; tener que seguir ciertas rutinas; aletear las manos, mecer el cuerpo o girar en círculos, reaccionar de manera inusual a la forma en que las cosas suenan, huelen, saben, se ven o se sienten. Pueden tener retraso en el lenguaje y en el desarrollo, si llegas a identificar esto en tu hijo o algún familiar, no dudes en acudir a tu médico.
Los tratamientos actuales para el trastorno del espectro autista (TEA) buscan reducir los síntomas que interfieren en el funcionamiento diario y la calidad de vida, afecta a cada persona de manera distinta, lo que significa que las personas con TEA tienen fortalezas y desafíos únicos y distintas necesidades de tratamiento. Por lo tanto, los planes de tratamiento generalmente incluyen varios profesionales y son adaptados a la persona. Los TEA deben ser valorados por pediatras, neurólogos, psiquiatra infantil, psicología, en fin es un equipo completo para llevar de manera individual el manejo ya que incluye los siguientes enfoques: Conductuales, del desarrollo, educacionales, socio-relacionales, farmacológicos, psicológicos, concluyó.
