¿Qué son los machismos cotidianos?

PERSPECTIVA DE GÉNERO ESTELA CASADOS Si alguien nos pidiera que definiéramos la violencia machista, de inmediato pensaríamos en agresiones físicas o en maltrato a través de insultos y palabras soeces. En distintas oportunidades se ha hecho referencia en este espacio sobre los feminicidios y homicidios de mujeres, los cuales constituyen una de las formas más

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PERSPECTIVA DE GÉNERO

ESTELA CASADOS

Si alguien nos pidiera que definiéramos la violencia machista, de inmediato pensaríamos en agresiones físicas o en maltrato a través de insultos y palabras soeces.

En distintas oportunidades se ha hecho referencia en este espacio sobre los feminicidios y homicidios de mujeres, los cuales constituyen una de las formas más cruentas de violencia. Seguro que tenemos en mente otras más que destrozan la trayectoria de vida de las víctimas o de las que es muy difícil de recuperarse.

¿Pero qué pasa cuando la violencia se esconde tras un gesto “amable y civilizado”? ¿Cuándo ni siquiera la vemos o cuando las personas que atestiguan ese gesto revestido de diplomacia no se percatan de nada o lo ven como algo normal?

Los machismos cotidianos son maniobras y estrategias sutiles, casi imperceptibles, contra la dignidad de las mujeres. Es una violencia encubierta contra nosotras que se enmascara de acto que se maquilla de inofensivo, pero que atenta contra la igualdad entre ambos sexos. Es, pues, un ejercicio de poder que intenta menoscabar los derechos de las mujeres a través de violencias verbales, psicológicas y sociales altamente normalizadas, que se ven como naturales y que invitan a que nadie haga nada.

Quienes se atreven a visibilizarlas son tachadas de exageradas, mentirosas o confundidas. Se quejan “sin motivo”. Estos señalamientos abonan para que se den maltratos aún más graves. Digamos que los machismos cotidianos, conocidos también como micromachismos, son la base del iceberg de la violencia de género.

Los gritos y la violencia verbal, la descalificación sistemática, el sentirse inferior o molesto porque el sueldo de la mujer es más alto que el propio, callarse ante comentarios machistas de los demás haciendo como que nada ha pasado, son algunos de los ejemplos de violencia machista. Otros más son, por ejemplo, asumir que las mujeres tienen una capacidad intelectual inferior con relación a los hombres, o asumir que estos “ayudan” en casa sin pensar que son corresponsables de las tareas del hogar; tocar impunemente a una mujer o mirarla lascivamente.

Los machismos cotidianos no son fáciles de identificar y aún más difícil es el afrontarlos con medidas que permitan salvaguardar la dignidad de la persona agredida. Los señalamientos son sumamente difíciles de sobrellevar, sobre todo cuando pretenden restar importancia al hecho que detona la violencia. Es por ello que las mujeres desisten de siquiera presentar una queja o denuncia.

“Es mejor tener paz que tener la razón”, reza un consejo popular. ¿Pero se puede tener paz cuando se vive con menosprecio?

Este 13 de septiembre Diario de Xalapa celebra su 80 aniversario. En #SerParaSí extendemos una cálida felicitación con nuestros mejores deseos. ¡Que vengan muchas décadas más!

Coordinadora del Observatorio Universitario de Violencias contra las Mujeres. Universidad Veracruzana