Salarios mínimos y bienestar

La Revolución Industrial impulsó reformas laborales, como salarios mínimos y salud pública. En México, pese a avances, los salarios se estancaron



Gustavo de Hoyos Walther

Como resultado de la primera revolución industrial en Gran Bretaña, quedó claro que era fundamental promover, de manera tripartita (gobierno, empresas y trabajadores), un estándar mínimo de condiciones para el sector productivo. Por eso durante el siglo XIX y XX se establecieron una serie de prestaciones y beneficios para los empleados de empresas y el sector gubernamental: determinado número de horas de trabajo, vacaciones, aguinaldo, sistemas públicos de salud y educación, así como la percepción
de un salario mínimo. Esto ha tenido un gran impacto, tanto en el bienestar de los trabajadores, como en el incremento de la producción. Desde entonces ha sido claro que los trabajadores satisfechos con su vida son más productivos.

Este gran acto de filantropía se desplegó fundamentalmente en las zonas más desarrolladas del mundo. México incorporó importantes reformas sociales, sobre todo desde el cardenismo, pero fueron parciales e insuficientes. No obstante, durante la década de los sesentas y setentas – en el periodo que se conoce como del desarrollo estabilizador – el salario mínimo creció constantemente, en los setenta debido al
descubrimiento de yacimientos petroleros.

No obstante, a partir de la década de los ochenta, los salarios mínimos experimentaron un estancamiento debido a factores como la hiperinflación y las constantes crisis económicas.

Esto continuó siendo el caso hasta qué organizaciones empresariales como la Coparmex comenzaron a advertir la necesidad de aumentar el salario mínimo de manera constante y significativa.

Afortunadamente, el Presidente López Obrador fue sensible a esta petición y fue así como se decidió aumentar los montos del salario mínimo.

De acuerdo con la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI), el salario mínimo aumentó el 110 por ciento entre el 2018 y el 2024. Asimismo, entre el 2023 y el 2024 el salario mínimo aumentó el 20 por ciento.

Para el 2025, se espera un aumento del 12 por ciento, lo cual es menor a los del sexenio pasado. No obstante, es un aumento significativo, ya que hoy el salario mínimo equivale a aproximadamente 1.6 canastas básicas, aunque según la Presidenta el objetivo es que sean de 2.5 canastas básicas.

Esta política va en la dirección correcta y es, en parte, producto de un debate en donde la posición de que el incremento cuidadoso de salarios mínimos no generaría una espiral inflacionaria fue triunfadora.
Al parecer los trabajadores mexicanos han recibido el mensaje y se han puesto a producir para el mercado exterior de tal manera que nuestro país desplazó recientemente a China como el mayor socio comercial de Estados Unidos. A pesar de eso se requiere dar un impulso notable a otros aspectos que inciden en el desarrollo de México, ya que las tasas de crecimiento del país fueron muy modestas el sexenio pasado.

De cualquier manera, es sabido que no hay futuro para México sin la productividad y satisfacción de sus trabajadores. Hacia allá hay que navegar.

Empresario y diputado federal