Seabastian Coe y Juan Antonio Samaranch: ¿guerra de dos por el Comité Olímpico Internacional o sorpresa de Kirsty Coventry?

Sebastian Coe y Juan Antonio Samaranch Jr. se perfilan como favoritos para suceder a Thomas Bach como presidente del COI, mientras Kirsty Coventry busca hacer historia como primera mujer en el cargo.



Seabastian Coe y Juan Antonio Samaranch. Foto: EFE

Desde la creación del Comité Olímpico Internacional (COI) en 1894, ha habido nueve presidentes. Todos hombres de Europa o Estados Unidos. Y 131 años después, el décimo máximo rector del olimpismo mundial, no parece que vaya a cambiar esa tendencia, con Seabastian Coe y Juan Antonio Samaranch como los dos favoritos al cargo.

LEE ADEMÁS: Contingencia ambiental ¿Qué autos no circulan el miércoles 19 de marzo y de cuánto es la multa?

Ahora son seis hombres y una mujer quienes rivalizan por tomar el puesto del alemán Thomas Bach al frente del COI. Precisamente Kirsty Coventry aspira a erigirse como la primera mujer al frente del olimpismo, algo visto con buenos ojos por el mundo moderno, ávido de romper los techos de cristal y en busca de la igualdad de género.

El problema para la originaria de Harare, Zimbabue, de 41 años de edad, quien además de poder romper con la tendencia machista, terminaría con la hegemonía euroestadounidense, es que con todo y su condición de campeona olímpica y siete medallas con dos oros, en cinco Juegos Olímpicos, debe enfrentarse ante la inmensa popularidad de Coe y el linaje de Samaranch.

Juan Antonio Samaranch Salisachs, de 65 años de edad, nació en cuna olímpica, ya que su padre fue el séptimo presidente del Comité en 1980. Por ello, es miembro del COI desde 2001, donde ha llegado a ser vicepresidente. Posee la experiencia necesaria en la gestión deportiva global, ya que también fue vicepresidente de la Internacional de Pentatlón Moderno.

Pero si algo ha salido hacer bien Samaranch, es política. El español ha sido clave en la diplomacia con Rusia y China en estos últimos años de asperezas geopolíticas, ademas, ha dicho que ve como punto clave el establecer un vínculo cercano con Donald Trump, con el pretexto de que los próximos Juegos Olímpicos serán en Los Ángeles 2028.

La Copa Mundial de Futbol 2026 y los Juegos Olímpicos de Verano del 28 son los dos eventos más grandes en el deporte mundial. Y por ello, no hay duda de que una buena relación con el jefe de estado del país anfitrión será trascendental. Samaranch ha sabido capotear la política con crecer, lo hizo gracias a que nadó entre tiburones desde pequeño en la España de Franco y a que trabajó en el aparato financiero de los años 80 en Estados Unidos.

Esas conexiones diplomáticas, hacen del Samaranch un candidato lo suficientemente armado para hacer frente al poder femenino de Coventry y la fama de Coe, quien de no haber sido por los estímulos económicos a medallistas en Paris 2024, tendría el camino mucho más despejado hacia la silla que Bach está por dejar vacante.

Para Coe, tras ser campeón olímpico, miembro del Parlamento, responsable de la candidatura y de la organización de los Juegos de Londres 2012, presidente del Comité Olímpico Británico; presidente de la Federación de Atletismo y directivo de la poderosa agencia de márketing Wasserman, ser presidente del COI es la última joya de su corona de guirnaldas.

Sebastian Coe tiene a su favor el haberse enfrentado al dopaje estatal ruso y espera ser elegido presidente del COI en busca de transparentar el deporte. El británico es públicamente el más conocido y carismático. A pocos días de que los 109 miembros del COI decidan quién sucederá a Thomas Bach en una votación no muy lejos de Atenas, en la cuna de los Juegos Olímpicos modernos, Coe sabe que si logra convertirse en el décimo presidente, tendrá que afrontar algunos asuntos urgentes.

Dos veces medallista de oro olímpico, mantiene una postura inequívoca sobre el controvertido tema de la participación de las personas transgénero en el deporte de élite, una opinión que será arma de doble filo en las elecciones. Lidiar con Trump y sus polémicas opiniones, que no necesariamente se alinean con muchos valores olímpicos y deportivos, parece ser una misión compleja.

La votación para convertirse en el próximo presidente del COI se basa en las decisiones de sus 109 miembros. Los intereses nacionales, así como las personalidades y alianzas, pueden influir en una u otra votación. La mayoría de los deportistas no tienen voz ni voto en esta votación y la política, es una mano invisible que promete entrometerse al más puro estilo de la teoría de Adam Smith.