Segalmex: falta el rey

Fraude de $20 mil millones en Liconsa: contratos falsos, leche fantasma y subordinados detenidos, mientras el autor intelectual sigue libre



Un fraude de 20 mil millones de pesos. Contratos fantasmas. Alimentos que nunca llegaron. Subordinados detenidos. Empresas fachada. Y una constante: el autor intelectual sigue libre.

Hace unos días cayó otro implicado del saqueo más escandaloso del sexenio pasado. Hugo Buentello Carbonell, exsubdirector de Operaciones en Liconsa, fue arrestado. Lo acusan de firmar contratos millonarios para adquirir leche que nunca se entregó. Negocio redondo. Pero aquí, como siempre, los subordinados van a juicio, y los jefes se jubilan tranquilos.

VIEJO PROTEGIDO

Buentello es investigado por delincuencia organizada y lavado de dinero, en complicidad con otros funcionarios y empresas que se embolsaron recursos públicos sin entregar producto alguno.

Pero lo que resulta más preocupante es lo que no pasa. Porque Ignacio Ovalle, primer director de Segalmex y creador de este Frankenstein institucional, sigue impune.

No ha sido citado, no enfrenta cargos, y hasta hace unos meses cobraba en Gobernación, en un cargo para protegerlo. ¿Por qué?

ESCUDO OBRADORISTA

Ovalle no es cualquier funcionario. Es uno de los cuadros históricos más cercanos a López Obrador. Fue su jefe en tiempos del PRI, su promotor en programas sociales y su primer nombramiento estratégico en 2018.

Segalmex nació como el emblema de la “nueva Conasupo”. Pero el guion fue idéntico: opacidad, simulación, corrupción. De hecho, Ovalle ya había estado al frente de Conasupo en tiempos de Carlos Salinas. Dos sexenios, dos fraudes, mismo operador.

Y sin embargo, AMLO lo defendió hasta el final: “Lo engañaron”. “Él no sabía”. Un funcionario del sexenio con fuero moral.

CORRUPCIÓN CON OTRO NOMBRE

Sheinbaum ejecutó la desaparición de Segalmex. Pero la maniobra es más estética que institucional. Lo que antes era Liconsa y Diconsa ahora serán “Tiendas del Bienestar”. Es decir: la estructura sigue, pero con otro uniforme.

Como si cambiar el logo bastara para borrar las 100 denuncias, los 26 detenidos y más de 20 mil millones de pesos desaparecidos.

En la última Cuenta Pública de 2023, la ASF detectó nuevas anomalías por 146 millones. Pagos por maíz que no llegó, camiones que nunca se movieron, proveedores fantasma, contratos sin entregar evidencia. El patrón es el mismo. La impunidad también.

Detener a Buentello parece un avance. Pero también es una cortina. Porque seguir atrapando peones mientras el rey se pasea impune es una simulación.

Y no es el único caso. René Gavira, exdirector de Administración, también fue detenido. Se documentó que recibió un departamento en Texas como presunto soborno. Pero ¿y Ovalle? ¿Cómo es que un director general puede estar ajeno a operaciones multimillonarias firmadas bajo su mando?

UN CASO, UN MODELO

¿Cuánto poder se necesita para no ser tocado por una trama de 20 mil millones de pesos?

El sexenio pasado prometió no mentir, no robar, no traicionar. Y sin embargo, Segalmex concentra las tres cosas: se mintió sobre su propósito, se robó en su operación y se traicionó la promesa central de este proyecto político.

Sheinbaum lo sabe. Por eso borró el nombre. Por eso puso tierra de por medio. Pero el problema no se borra con tinta. Se borra con justicia.

En su último año como presidente, López Obrador dijo que Segalmex era “la mancha” de su gobierno. Pero no basta con reconocer la mancha. Hay que limpiarla.

Mientras Ovalle siga libre, el mensaje es este: si eres cercano al poder, no hay castigo.

Hoy, el país mira cómo se detienen piezas menores mientras el centro del fraude permanece blindado. Buentello está en prisión. Gavira también. Pero el principal implicado sigue en casa. Y mientras siga así, la justicia será solo un discurso más.