Ser sede de una Copa del Mundo implica mucho más que organizar un torneo: representa una enorme responsabilidad ante la afición y, al mismo tiempo, otorga una ventaja emocional y deportiva que pocas selecciones pueden disfrutar. México ya vivió ese escenario en dos ocasiones y ambas quedaron marcadas en la memoria del futbol mundial.

LEE ADEMÁS: Agenda de conciertos CDMX diciembre 2025: artistas, fechas y lugares confirmados

Dos mundiales inolvidables para el Tri

El combinado mexicano fue anfitrión en 1970 y 1986, dos ediciones en las que no solo compitió, sino que conformó grupos muy recordados.

En ambas ocasiones, el impulso de jugar en casa permitió que la Selección Mexicana firmara actuaciones históricas que la llevaron hasta los cuartos de final, una instancia que en ese momento representaba un logro sin precedentes.

El grupo de México en el Mundial de 1970

En el Mundial de México 70, el Tri quedó ubicado en el Grupo 1 junto a la URSS, Bélgica y El Salvador. Aquella fase fue determinante, pues marcó la primera vez que la Selección Mexicana avanzó a los cuartos de final

. El empate ante la URSS, seguido de las victorias contra Bélgica y El Salvador, demostraron el impulso que la localía daba al equipo dentro de un Estadio Azteca que pesó como pocas veces.

La histórica presentación en casa

Aunque el debut no fue sencillo, México logró recuperarse rápidamente y cerrar la fase de grupos con autoridad. La inauguración del torneo ante la Unión Soviética quedó como una de las postales más emblemáticas del futbol mundial, reforzando el papel protagónico que el país desempeñó como sede en 1970.

México vuelve a ser sede en 1986

Dieciséis años después, el Tri repitió como anfitrión en el Mundial de 1986, luego de que Colombia abandonara la sede. En esta ocasión, México compartió grupo con Paraguay, Bélgica e Irak, selecciones con realidades muy distintas que pusieron a prueba al equipo dirigido por Bora Milutinović.

Un desempeño que volvió a ilusionar al país

En esa edición, México inició con un triunfo sobre Irak, empató con Paraguay y cerró con un duelo sumamente exigente en el que derrotó a Bélgica.

Con figuras como Hugo Sánchez, Tomás Boy y Pablo Larios, el Tri volvió a instalarse entre los ocho mejores del mundo, consolidando una de las etapas más recordadas por la afición mexicana.