Señoras: ¡Dan vergüenza!

Catalina Noriega Como si fuera un ring de lucha libre y pelearan la cabellera contra la máscara, o un pleito de borrachos de cantina, los encontronazos entre Claudia Sheinbaum y Sandra Cuevas arrecian, sin que se vea que el golpeteo tendrá un final feliz. La jefa de gobierno de la CDMX se niega a darle

Continue Reading →



Catalina Noriega

Como si fuera un ring de lucha libre y pelearan la cabellera contra la máscara, o un pleito de borrachos de cantina, los encontronazos entre Claudia Sheinbaum y Sandra Cuevas arrecian, sin que se vea que el golpeteo tendrá un final feliz. La jefa de gobierno de la CDMX se niega a darle tregua a la alcaldesa de Cuauhtémoc, triunfo de la alianza partidista que le arrebató a Morena la alcaldía más ambicionada.

El sainete que organizó la corcholata favorita de palacio, la semana pasada, cuando se presentaron más de 100 policías y el contralor capitalino, en el edificio de la otrora delegación y hallaron unos carteles en los que se pone a la desesperada candidata como lo que es -lo cual les resulta más que irritante-, resultó un ridículo y una flagrante violación a la ley.

Por unos paquetes de papeles, que calificaron como “propaganda negra”, se movilizó a un cuartel completo, que bien podía haber estado cuidando a la ciudadanía. ¿Y el megamequetrefe del contralor, -lacayo incondicional de Claudia tras haber sido el abogado de las víctimas del terremoto en la escuela Rébsamen-, tenía que presidir la consecuencia de una “denuncia ciudadana” que le llegó como del cielo? ¡De pena ajena!

Ni pudieron caerle a alguien -como era su insana intención-, le dieron harta publicidad al cartel de marras, que comenzó a circular hasta lo indecible y afianzaron en la opinión pública la imagen de la alcaldesa, que, con lenguaje florido, los remitió a la zona negra de la ignominia social.

Sheinbaum saca el cobre. Confirma que es igual de vengativa y revanchista que el tabasqueño, características que le prenden al “preciso” focos rojos, porque empieza a provocar rechazo. Lo imita hasta en el modo de hablar y va más lejos, reprimiendo a grupos minoritarios con el uso de la fuerza bruta -que luego ella y AMLO niegan- para acallar protestas (El más reciente testimonio es de unos indígenas, a los que no dejan acercarse a palacio, para exponer una demanda).

Ignora la ley, manipula a una fiscal servil que, lo mismo “exonera” del plagio a una Yasmín Esquivel, sin que tuviera vela en el entierro, que colabora al encarcelamiento de Alejandra Cuevas, hija de la pareja del hermano fallecido de Gertz Manero.

Se ha saltado los tiempos para precampañas y se dedica a dar giras por toda la República, en su afán por darse a conocer. Tira millonadas en su promoción y en el contrato del catalán que se dice le ayudó al colombiano Petros a llegar a la presidencia, dinero que sale de nuestros impuestos.

Como ya no sabe de dónde más sacar fondos, la Comisión de aguas se presenta a intentar cambiar los medidores -que sí funcionan-, por otros “electrónicos” y el pago de la módica cantidad de cinco mil pesos.

Aparenta en sus conferencias una sabiduría y un liderazgo que no tiene, mientras pierde puntos en la capital, la abandona y facilita un brutal deterioro de la megalópolis, urgida de un auténtico gobernante. Intenta seducir con el cuento de que ha habido un decremento en la inseguridad, absolutamente insuficiente. Del austericidio del metro y su militarización, ni qué decir.

La mentada guardia nacional solo se ocupa de evitar que los usuarios graben los “incidentes” que siguen al alza y no hay chilango que se trague el cuento de los sabotajes.

Más que agreda a Cuevas, más la hará crecer, mientras se le destapa la verdadera personalidad, represora y autoritaria, tan parecida a la del tlatoani.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq