México cerró el año con una economía sólida que atrajo 41 mil millones de dólares en inversión extranjera directa, una cifra que, de acuerdo con la presidenta Claudia Sheinbaum, superó las previsiones del mercado, circunstancia confirmó que las empresas nacionales y extranjeras observan una plataforma estable, un entorno de certidumbre jurídica y un horizonte de crecimiento anclado en la integración productiva con Estados Unidos.
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Durante la conferencia matutina, la mandataria citó la exposición del secretario de Economía, Marcelo Ebrard, quien detalló que la IED creció 15 por ciento respecto a 2024, un comportamiento que, dijo, modificó la expectativa inicial de moderación en un año que estuvo marcado por la caída de la demanda estadounidense de bienes duraderos, entre ellos automóviles. Este descenso afectó exportaciones mexicanas y redujo temporalmente el dinamismo de varias ramas manufactureras.
Frente a este escenario, Sheinbaum subrayó que la fortaleza del país no depende únicamente del Producto Interno Bruto. Sostuvo que la visión tradicional del PIB no mide variables que, desde la óptica del gobierno, transforman el mapa social: la disminución de la desigualdad, la ampliación del acceso educativo o la salida de 13.5 millones de personas de la pobreza durante el primer sexenio de la transformación. Reconoció que la economía no avanzó al ritmo previsto, pero insistió en que los factores externos fueron determinantes.
La mandataria descartó que la reforma al Poder Judicial haya influido en el menor crecimiento anual y afirmó que los indicadores industriales de Estados Unidos explican la desaceleración.
Añadió que la economía mexicana mantuvo signos de fortaleza, entre ellos un mercado laboral que registró en octubre el mayor número de empleos en la historia, así como el reconocimiento de derechos a trabajadores de plataformas digitales, un cambio que, en su opinión, reforzó la cohesión social y la percepción internacional sobre México.
En su análisis, la presidenta abordó el efecto de las políticas arancelarias impulsadas por el presidente Donald Trump, quien impulsó una reconfiguración del comercio internacional. Consideró que este ciclo no frenó la tendencia iniciada en 2023 con el nearshoring, sino que introdujo presiones que redefinieron la velocidad de instalación de nuevas plantas. Sostuvo que, pese a los ajustes, México incrementó inversiones en sectores electrónicos, impulsadas por la demanda de componentes, la integración tecnológica y la certidumbre que ofrece el tratado comercial vigente.
Sheinbaum afirmó que la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá avanza hacia un escenario que elevará la estabilidad jurídica para empresas que evalúan proyectos de largo plazo. Indicó que los flujos financieros que ingresaron al país durante el año muestran confianza en la estabilidad del peso, ya que los inversionistas no mantendrían posiciones en moneda mexicana si identificaran riesgos macroeconómicos.

Claudia Sheinbaum. | Foto: Cuartoscuro.com 


