Sin humanidades no hay progreso

Las humanidades, que incluyen filosofía, historia, literatura y artes, son esenciales para entender la cultura, la ciencia y la tecnología, promoviendo una evolución.



Las humanidades, abarcan los saberes de la filosofía, la historia, la literatura y las artes, y que a su vez constituyen la base de las ciencias sociales, han sido fundamentales para el desarrollo de la civilización humana.

Estas áreas proporcionan un entendimiento profundo de nuestra historia y cultura, lo cual es esencial para comprender la forma en que abordamos los avances tecnológicos y científicos. La relación entre las humanidades, la tecnología, la ciencia y la cultura no es solo complementaria, sino decisiva para una evolución equilibrada y armoniosa de la sociedad.

En este sentido, el fantasma del ensayo de Sigmund Freud, El malestar en la cultura (1930), plantea una crítica sobre las construcciones intelectuales de la civilización. Freud señala el antagonismo existente entre las necesidades pulsionales del ser humano y las restricciones que la cultura les impone. La contradicción entre civilización y pulsiones radica en que la cultura busca instaurar sociedades que limitan las libertades individuales en aras del bienestar colectivo.

Las humanidades son esenciales para contextualizar y dar sentido a los desarrollos científicos y tecnológicos. Mientras que la ciencia nos proporciona el “cómo” del mundo, las humanidades nos permiten comprender el “por qué” y el “para qué”. La filosofía, es un puente indispensable para la interdisciplina, al permitirnos explorar los fundamentos éticos y sociales de la ciencia y la tecnología. A lo largo de la historia, los filósofos han revisado la naturaleza del conocimiento, la moralidad y el propósito de los avances tecnológicos, lo que ha ayudado a definir el impacto de estos avances en la sociedad.

Dominique Vinck, en su libro Humanidades digitales: La cultura frente a las nuevas tecnologías, señala que las humanidades digitales representan un campo emergente donde las herramientas tecnológicas son utilizadas para analizar, preservar y difundir la cultura. Este campo no solo integra la tecnología en el estudio de las humanidades, sino que también plantea dudas sobre cómo las nuevas tecnologías transforman la forma en que entendemos la cultura y el conocimiento. Las humanidades digitales, por lo tanto, demuestran que la relación entre la cultura y la tecnología no es unidireccional; ambas se
enriquecen mutuamente.

La filosofía, en particular, es un puente que cimenta las diversas disciplinas. Al ser una disciplina que se ocupa de la reflexión profunda sobre la existencia, la ética y el conocimiento, la filosofía facilita el diálogo entre las ciencias y las humanidades. Ante los debates sobre la inteligencia artificial y la ética de la biotecnología no pueden limitarse a un enfoque puramente técnico o científico; necesitan una perspectiva filosófica que considere las implicaciones éticas y sociales de estas tecnologías. La filosofía también ofrece las herramientas para entender los dilemas fundamentales de la tecnología y la ciencia, como la autonomía, la responsabilidad y el significado de la vida humana en un
mundo cada vez más automatizado. De esta manera, la filosofía se convierte en un punto
de encuentro para los avances científicos y los valores humanos, ayudando a que las
tecnologías se alineen con los principios éticos y sociales.

A lo largo de la historia, las humanidades han influido profundamente en el desarrollo de
la tecnología. Un ejemplo claro es la contribución de los estudios filosóficos y éticos en el
diseño de las primeras tecnologías de comunicación, como la imprenta. La invención de
Gutenberg no solo fue un avance técnico, sino también un fenómeno cultural y filosófico,
que cambió radicalmente la manera en que las ideas eran compartidas y difundidas.
En la era moderna, las humanidades han seguido contribuyendo al desarrollo de la
tecnología. Por ejemplo, la ética de la inteligencia artificial, el estudio del impacto social de
la tecnología digital y los análisis críticos sobre la globalización tecnológica son cuestiones
que emergen de las humanidades. Además, disciplinas como la historia de la ciencia y la
tecnología han ayudado a contextualizar los avances tecnológicos dentro de sus marcos
históricos, proporcionando una comprensión más rica y completa de cómo las tecnologías
impactan la sociedad.

La ausencia de las humanidades en la sociedad actual podría llevar a la separación entre
el progreso técnico y las necesidades humanas fundamentales. Sin el análisis crítico y
ético que aportan las humanidades, el desarrollo de nuevas tecnologías podría avanzar
sin tener en cuenta los efectos sociales, psicológicos y éticos que acompañan a estos
cambios. La ciencia y la tecnología, sin el contexto cultural e histórico proporcionado por
las humanidades, podrían perder su rumbo o, peor aún, crear un futuro en el que las
herramientas tecnológicas se desarrollen sin una consideración adecuada de sus
consecuencias sobre la humanidad.

El vacío dejado por las humanidades también podría provocar una pérdida de sentido en
las grandes narrativas que nos dan identidad como sujetos y como sociedad. Las
humanidades son el soporte del saber porque nos ayudan a interpretar y dar significado a
la información y al conocimiento. Sin ellas, podríamos estar nadando en un mar de datos
y hechos sin una brújula para guiarnos.

Sin las humanidades, perderíamos la capacidad de reflexionar sobre los avances
tecnológicos y su impacto en nuestra vida cotidiana, lo que podría llevar a un mundo
tecnológicamente avanzado, pero socialmente vacío y éticamente desorientado.