MARTÍN AVILÉS
Foto: Efe
Jannik Sinner creció entre la nieve de los Dolomitas de Sesto, entre Italia y Austria. En la altura se enamoró de los esquís, mucho antes que el tenis se convirtiera en su más grande pasión. Sus padres, Hanspeter y Siglinde Sinner tienen ahí un refugio llamado el Rifugio Fondovalle, donde reciben a quienes se aventuran en las montañas italianas, particularmente, las famosas Tre Cime di Lavaredo.
Nacido el 16 de agosto de 2001 en San Candido, una localidad precisamente situada en la región de Trentino-Aldigio, en los Dolomitas. Al estar tan cerca de Austria, la constante migración ha dejado una fuerte herencia germana en la zona, razón por la que su apellido no posee las características típicas de los italianos. Así como su actitud sobria y, por mucho, más fría que los acalorados ademanes y muecas de sus connacionales.
A Sinner, sus padres lo dejaron ser libre. Fue libre de elegir no ser esquiador pese a sus cualidades casi natas, y aunque empezó relativamente tarde en el deporte blanco, pudo reponer el tiempo perdido gracias al incondicional apoyo de su familia, a quienes mencionó recién ganó el Australian Open el domingo tras derrotar a Daniil Medvedev por 3-6, 3-6, 6-4, 6-4 y 6-3.
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“Ojalá todos los niños pudieran tener a mis padres porque siempre me dejaron escoger, incluso cuando era muy pequeño. Practiqué otros deportes y nunca me presionaron. Ojalá esa libertad sea una realidad para todos los niños”, comentó ante los micrófonos ya convertido en el nuevo rey de Melbourne.
El esquí lo acompañó hasta sus 12 años, disciplina en la que llegó a ser campeón de Italia de slalom gigante en la categoría Sub-8 y luego Subcampeón Sub-12. Pero cuando en el verano se derretía la nieve, Jannik tenía que encontrar en qué pasar su tiempo libre. Y fue así como encontró en la raqueta una nueva pasión.
“Hasta los 12 o 13 años vi muy pocos partidos, la verdad. Alguna final de Andreas Seppi, porque es de la misma región de Italia que yo y poco más. Elegí el tenis porque me gusta jugar. Esquiar es una sola bajada, si cometes un error todo se acaba. En el tenis puedes fallar y ganar”, remembró el juvenil.
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Con 22 años, Sinner tiene apenas una década de haberse enrolado en el tenis. Por eso, la hazaña de haber conquistado el primer Grand Slam del año luego de ser verdugo del invencible Novak Djokovic en Semifinales y luego venir de atrás tras iniciar dos sets abajo ante el ruso Medvedev, parece aún más inverosímil.
“Ha sido un viaje increíble, aunque solo tenga 22. Obviamente es un torneo enorme para mí. Pero quiero dar las gracias a todos por hacer que este Slam sea tan especial”, indicó el primer italiano en la historia en ganar el major oceánico.
Pero más allá del éxito conseguido por el itálico en Melbourne, todo se mantuvo prácticamente igual en la parte alta del ranking ATP. Djokovic sigue como el número uno del mundo con todo y que no pudo defender su trono en Australia, mientras que su escolta sigue siendo el español Carlos Alcaraz. Medvedev completa el podio en la tercera posición y Sinner se mantuvo en el cuarto casillero, por lo que deberá mantener ese deslumbrante paso si pretende acrecentar su ya de por sí asombrosa historia.