Telarañas digitales / El comercio local contra los gigantes del delivery

BORIS BERENZON GORN Aunque aplicaciones como Uber Eats, Didi Foods y Cornershop aseguran que promueven el comercio local, la realidad de las aplicaciones de compra y venta de alimentos y otros productos perecederos está muy alejada de la promoción y fortalecimiento del comercio local. En las aplicaciones se favorece, como ha notado cualquier usuario, a

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BORIS BERENZON GORN

Aunque aplicaciones como Uber Eats, Didi Foods y Cornershop aseguran que promueven el comercio local, la realidad de las aplicaciones de compra y venta de alimentos y otros productos perecederos está muy alejada de la promoción y fortalecimiento del comercio local. En las aplicaciones se favorece, como ha notado cualquier usuario, a las cadenas y transnacionales que comúnmente pagan para ser anunciadas y aparecen en las primeras opciones a las que se puede acceder.

Pero vayamos por partes. El comercio local es esencial para el bienestar y desarrollo de las comunidades. Permite que se sostengan a largo plazo y cohesiona las relaciones sociales. La economía local depende del comercio local de forma muy íntima, incluso en las ciudades, que a pesar de ser consideradas enormes conglomerados, siguen manteniendo vivo el sentido de comunidad en barrios, colonias y unidades habitacionales. Aún dentro de la ciudad, la noción de comunidad forma parte de los vínculos que establecen las regiones y permite su funcionamiento, no sólo en temas económicos, sino también ante catástrofes, delincuencia y otros tipos de violencia.

El comercio local, además de crear empleos para las personas de ciertas regiones, fomenta la variedad en la oferta, permitiendo que existan opciones para todos los presupuestos y necesidades. Al mismo tiempo, devuelve el capital a la circulación local, por lo que los comerciantes locales se convierten en un catalizador del bienestar. Además, las compras en comercios locales reducen la huella ecológica al evitar transportar mercancías a grandes distancias, aunque hay que admitir que no siempre se toman medidas ecológicas de manera consciente.

Con todo, el comercio local, sobre todo en las zonas más marginadas y comunidades rurales, es crucial para la identidad y cultura. Ofrece productos y servicios que pueden ser distintivos de un lugar y contar con particularidades que permitan distinguirse de otros. El comercio local fomenta la estrechez de las relaciones sociales al permitir que personas que residen en un mismo lugar interactúen entre sí. De hecho, los antropólogos han mostrado que las prácticas sociales de intercambio local suelen ser fundamentales para las comunidades y su identidad.

Por eso, los golpes al comercio local pueden desestructurar las células primarias del orden social, como ha venido ocurriendo desde la década de los noventa, cuando se fortaleció el poder de las grandes cadenas minoristas ante las que los comercios locales difícilmente pueden competir, sobre todo en precio, pero también en rapidez y a veces hasta en calidad, aunque esto rara vez sucede. Los negocios locales tienen muchas más dificultades para enfrentarse a los costos operativos y el pago de salarios y es común que sean empresas familiares, lo que suele ser una desventaja competitiva.

Los productos extranjeros o fabricados en masa tienden a ser más atractivos por sus precios, y a consecuencia de los medios de comunicación y las grandes campañas de marketing que caracterizan a las marcas más importantes. Los negocios locales prácticamente no llevan a cabo inversión alguna en publicidad, no sólo se debe a falta de recursos para hacerlo, sino también y sobre todo a que ello está en contra de su lógica. Viven del boca a boca, de la cotidianeidad, de la recomendación de familiares y amigos, de la costumbre, de estar todos los días en el mismo lugar, a la misma hora.

Que el comercio local pague publicidad en las grandes empresas de delivery es muy complicado, y cuando lo hacen no siempre es a su favor. Ya de por sí tienen que pagar a la plataforma un porcentaje muy significativo de sus ganancias, lo que suele implicar otra desventaja, pues el aumento de sus costos los aleja de las preferencias del público. Y el círculo sigue. Además, las aplicaciones abren las opciones geográficas, lo que, si bien es bueno para los consumidores, no siempre lo es para los propietarios de negocios locales. Pero vivir al margen de las aplicaciones de delivery es un lujo que pocos negocios pueden darse, pues al ofrecer comodidad, variedad y rapidez a los usua