Telarañas digitales / El meme: unidad cultural en la sociedad de la información

21, mayo 2023

BORIS BERENZON

Todo el tiempo estamos comunicando, de hecho comunicamos mucho más que con las palabras y hasta existen entusiastas de la comunicación no verbal que afirman que el noventa por ciento de los mensajes se transmiten sin necesidad de hablar. Más allá de los números, lo cierto es que la transmisión de mensajes es constante y a menudo inconsciente, y que se adapta a todos los canales con que contamos. Un ejemplo revelador es el de los emoticones que hace unos años eran empleados para transmitir emociones ante las limitantes de los dispositivos que impedían compartir imágenes más complejas—los clásicos [<3], [:D], [:)], [:(], [D:]—. Los emojis evolucionaron de los emoticones y hasta el día de hoy su uso no se ha extinguido, incluso cuando convive con el de otros lenguajes.

En la red una modalidad de transmisión de mensajes creada por y para su entorno es el llamado meme, con el que todos estamos familiarizados y que utilizamos prácticamente todos los días. El concepto en sí no es algo nuevo, surgió en el año de 1976 en el libro El gen egoísta, de Richard Dawkins, quien lo empleó como un modelo para describir unidades de información que se replican y transmiten de manera análoga a los genes; el vocablo griego que lo originó es mimeme, que significa imitación. El meme entonces actúa como una unidad cultural comunicativa que se transmite mediante la observación y la replicación, y también se transforma y adapta.

De esta manera, el meme tiene un potencial comunicativo, pues influye en el comportamiento y la ideología de las sociedades y permite describir unidades culturales que adquieren múltiples significados. En el mundo digital, el meme también designa unidades de comunicación e información, y en especial se relaciona con los mensajes que se propagan de manera rápida o viral y adquieren elementos significativos de base que permiten su reconocimiento en entornos diversos y más allá de las barreras del lenguaje. Los memes suelen ser imágenes, videos o frases que se distinguen por presentar un material identificable y un modelo simple de transmisión de ideas que se adapta a circunstancias diversas y puede ser fácilmente replicado.

En el entorno digital tendemos a asociar el meme con el humor, el sarcasmo, la sátira y la ironía. Mediante el meme se representa el acceso a un mismo código de referencias. Sin embargo, por la característica global de la red, a pesar de que los memes se adaptan y surgen en entornos restringidos, los más virales suelen ser los que no requieren de referencias o idiomas específicos para ser entendidos. Una imagen o un video en hindi bien puede viralizarse en México o en Japón, pues cuenta con elementos comunicativos que permiten eliminar las barreras lingüísticas. Los memes suelen ser simples, pero mordaces y efectivos. Captan la atención en pocos segundos.

Los memes en sí mismos constituyen un lenguaje común, son medios de transmisión global de mensajes, apelan al humor y entretienen, pero eso no los hace banales: crisis políticas, desastres naturales, guerras, eventos deportivos o financieros, seguido de un largo etcétera, prácticamente todos los aspectos del entorno social han sido atravesados por un buen meme. Y es que como elemento comunicativo el meme condensa información y genera opiniones, tiene alcance masivo y al mismo tiempo permite expresar inconformidad y subversión. Los memes apelan a la emocionalidad sin renunciar a la razón y justamente por ello son tan eficaces.

El meme refleja tendencias y también crea vínculos. Las generaciones actuales a menudo basan su comunicación en un simple y llano intercambio de memes. Los memes además generan comunidades e incentivan la participación, son unidades culturales propias de la red y comprenden nuestra memoria digital colectiva.