Trabajan investigadores en alternativas ante el problema del agua en la CDMX

20, noviembre 2022

PATRICIA RAMÍREZ

Foto: Cuartoscuro

Investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) aseguraron que en esa casa de estudios analizan alternativas para que desde la ciencia se atienda el problema de la sequía, el cambio climático y reducir la crisis ambiental en la Ciudad de México.

Y es que la Comisión Nacional del Agua (CNA) muestra la situación actual en México como una espada de doble filo, porque además del tema natural prevalece también un problema social y políticamente creado, dado que los millonarios del agua están consumiendo 22 por ciento del líquido concesionado.

El doctor David Barkin Rappaport, profesor distinguido de la UAM subrayó que el rescate y rehabilitación del Lago Tláhuac-Xico es una propuesta atrevida y remarcablemente rentable sobre cómo se podría abordar la crisis hídrica que enfrenta el Valle de México y mejorar la vida de miles de personas.

Además, consideró que es extraordinario el proyecto de los investigadores de la Unidad Iztapalapa, porque implica trabajos de limpieza que mejorarían la vida de centenares de miles de ciudadanos que en este momento sufren inundaciones por el encauzamiento de aguas negras.

De igual forma, el proyecto para construir un humedal en el Bosque de Chapultepec a cargo del doctor Alejandro Alva Martínez, investigador del departamento de Hidrobiología de la misma sede, es “un ejemplo perfecto de cómo transformar una región que tenía mucho cemento para crear otra vez humedales que contribuirían a dar tratamiento a aguas negras y producir flora para enriquecer otras partes de la zona”.

Otro proyecto, “en el que las unidades Iztapalapa, Lerma y Xochimilco estamos colaborando con los moradores de Texcoco y la Universidad de Chapingo, es muy importante para entender que el Parque Ecológico Texcoco no sólo debe ser concebido como un lugar de recreación para estancias cortas o como un jardín de diversión, sino como un área natural protegida o mecanismo de equilibrio.

En este contexto, recordó los trabajos de los ingenieros de 1960 cuando propusieron que esa zona lacustre fuera de riqueza social, ambiental, con capacidad de equilibrar los flujos y ciclos hídricos en todo el país, en tierras destinadas –hasta el sexenio pasado– para el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México.

Asimismo, detallaron que las extracciones del recurso no están sólo en las zonas de mayor sequía, sino que los 99 acuíferos del país están mostrando una tremenda dificultad originada por la larga historia de abuso y proceso de las concesiones legales e ilegales.

El doctor Jorge Legorreta Gutiérrez, quien fuera académico de la Unidad Azcapotzalco, dedicó gran parte de su vida a documentar el conflicto del bien en el Valle de México, con la propuesta de tratar de revertirlo, aunque las autoridades siguen insistiendo en abundar en el modelo inicial de la explotación implementado después de la Conquista, con los diseños originales del ingeniero Enrico Martínez en 1574, refirió Barkin Rappaport.

“La Ciudad de México ha negado sus ríos en los últimos 70 años, los ha entubado, y a los habitantes se nos ha olvidado que las ciudades necesitan estos afluentes, cuya recuperación es extraordinariamente fácil y posible para volver a una urbe lacustre”, propuso Legorreta Gutiérrez en su libro El agua de la Ciudad de México, en el que planteó diez elementos fundamentales para su rescate.

Añadió que las autoridades actuales han dado gran impulso a ciertos componentes enunciados por el académico de la Unidad Azcapotzalco, “pero se necesita involucrar a la población para el almacenamiento pluvial, porque las políticas públicas no van a funcionar si no hay conciencia de la organización social, toda vez que este proceso de rehabilitación de los acuíferos del Valle de México también plantea establecer parques en las colonias periféricas para detener un poco el ritmo de la urbanización y hacer más manejable la complicación generada por la necesidad de transporte”.

Sin duda, una contribución más de Legorreta fue la creación de pavimentos de filtración pluvial, aunque una aportación fundamental fue la propuesta del aprovechamiento del agua de los 48 ríos de la capital, así como la posibilidad de un enverdecimiento de muchas colonias, sobre todo en la región lacustre de Xochimilco, así como insistir en la posibilidad de reducir o hasta cancelar la explotación del Río Balsas a través del Sistema Cutzamala, que significaría un ahorro de energía, reducción de costos y del impacto en la huella ecológica para la generación de gases de efecto invernadero.