MARTÍN AVILÉS

Foto: Oswaldo Figueroa /ESTO

La temperatura marcaba siete grados centígrados y el intenso frío recrudecía la velada. Ni el café más cargado lograba disminuir esa sensación de entumecimiento producida por el clima adverso. Pero cualquier vicisitud valía la pena sortear con tal de tener un boleto para la Gran Final del Apertura 2023 entre América y Tigres.

Una larga fila de personas formadas desde la taquilla del Estadio Azteca hasta mucho más allá de la estación más cerca del Tren Ligero apareció sobre la calzada de Tlalpan, al Sur de la Ciudad de México.

El juego de Vuelta de la serie por el título de la Liga MX se disputará el próximo domingo 17 de diciembre, pero la venta de boletos comenzó desde esta mañana ante una alta expectativa por parte de la afición azulcrema, que tiene fe en conseguir el ansiado título 14 en la historia del controvertido club.

Conforme se acercaban las 10:00 de la mañana, hora en la que se abrieron las taquillas, los aficionados comenzaron a chiflar y a pedir a los policías que agilizaran el flujo para tratar de alcanzar una entrada al juego que definirá al juego monarca del balompié azteca. Pero de pronto, una voz se escuchó por el megáfono para aclarar la situación.

“Aquí solo hay venta para abonados. Los que tengan socio azulcrema sólo es por internet; la venta general es el jueves, evite que lo saquemos, solamente se atenderán a los abonados”, se escuchó decir a uno de los elementos de seguridad privada cerca del inmueble.

Fueron horas de incertidumbre a la espera de conseguir el ticket. El ingreso fue lento y los policías comenzaron a tener problemas con algunos seguidores que querían meterse a la fila entre aquellos que llegaron desde la noche.

De inmediato, los guardias hicieron una valla que evitó los ingresos de otros ‘abusados’ a la cola. Un intento de portazo fue apagado y el conato no pasó a mayores.

Así transcurrió la venta de boletos a las puertas de lo que promete ser un hervidero de emociones y un lleno garantizado en el graderío del dos veces mundialista, mismo que pronto cerrará sus puertas para su necesaria remodelación en la víspera de su tercera Copa del Mundo en 2026.