La plaza de toros de Burgos celebró este martes su cuarta corrida de feria, con un cartel de alto interés compuesto por Daniel Luque, Emilio de Justo y Tomás Rufo, quienes se enfrentaron a toros de la ganadería de Núñez del Cuvillo. Sin embargo, el juego de los astados condicionó el desarrollo del festejo. Los ejemplares del hierro gaditano resultaron en su mayoría faltos de raza, entrega y transmisión, lo que obligó a los toreros a emplearse a fondo para extraer lo poco que ofrecieron sus oponentes.
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Daniel Luque abrió plaza con una faena intermitente, en la que logró algunos momentos de calidad y profundidad ante un toro que se vino a menos rápidamente. El fallo con la espada le impidió redondear su labor. Con el cuarto, un animal muy justo de fuerza y sin entrega, insistió sin recompensa: el sevillano lo intentó por ambos pitones, pero la falta de contenido del astado impidió cualquier lucimiento.

Emilio de Justo se mostró sobrio y técnico en su primero, con una faena comedida y de trazo limpio, que no terminó de calar del todo por la escasa colaboración del toro. Una buena estocada fue reconocida con una ovación. En el quinto volvió a mostrarse correcto y firme, logrando pasajes al natural que dejaron buen sabor, aunque sin que la faena tomara vuelo ante otro toro de escaso fondo.

Tomás Rufo dejó lo mejor de su lote en las primeras tandas de su primero, un toro justo de fuerzas que permitió algunos muletazos por abajo y por el derecho con cierta armonía. Su faena fue de más a menos. El sexto, sin clase ni transmisión.


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