Vaya semana la que acaba de terminar. Iniciamos con la amenaza de aranceles generalizados del 25 por ciento a todas las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos, que entraron en vigor en el primer minuto del martes 4 de marzo; continuamos el miércoles con una excepción arancelaria para la industria automotriz y algunos productos agrícolas; y el jueves, después de hablar con Claudia Sheinbaum, Donald Trump dio a conocer que no habrá aranceles para productos mexicanos incluidos en el T-MEC hasta el 2 de abril.
Sin restarle mérito a la gestión que haya podido hacer la presidenta Sheinbaum, hay quien dice que la decisión de pausar por un mes los aranceles se había tomado horas antes de la llamada, tal y como lo anunció el secretario de Comercio de los Estados Unidos, Howard Lutnik, el mismo martes, en una entrevista con el canal de televisión CNBC donde dijo: “Mi expectativa es que el presidente llegue a un acuerdo hoy y espero que lo anunciemos hoy mismo, los productos que cumplan con T-MEC no tendrán aranceles durante todo el mes”.
Es decir, Trump ya había tomado la decisión y la llamada con Sheinbaum simplemente fue para formalizar el acuerdo y, de paso, aprovechar para obtener algo más de la Presidenta de México. ¿Qué negoció Trump con Sheinbaum a cambio de congelar temporalmente los aranceles? Eso no lo sabemos y muy probablemente no se hará un anuncio oficial de lo acordado, pero es seguro que en el futuro veremos acciones fuertes en el ámbito de la seguridad y el fentanilo, que es el tema que más preocupa al presidente de los Estados Unidos en su relación con México.
La Casa Blanca insiste en que hay una intolerable complicidad entre el gobierno mexicano y los cárteles de las drogas y así lo ha señalado repetidamente en comunicados oficiales, el último de ellos emitido la noche del pasado lunes en el que anunciaba la entrada en vigor de las tarifas arancelarias. Y aunque Claudia Sheinbaum se inconformó por enésima vez por los señalamientos de Washington hacia el gobierno mexicano, los cuales calificó de difamatorios, la realidad es que no ha podido ofrecer mayores argumentos que sustenten su defensa.
No hay relación comercial o diplomática más importante para México que la que sostiene con Estados Unidos. Somos su principal socio comercial. Las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos no las tiene ningún otro país. El vínculo con el vecino del norte es, en más de un sentido, el más relevante que tiene México comparado con cualquier otra nación del mundo. Atentar contra esta relación que nos ha dado tanto que ganar a todos es, como se ha dicho, darse un balazo en el pie. Donald Trump lo entiende y por eso ha flexibilizado sus sanciones al comercio bilateral. La pregunta es hasta cuándo y a cambio de qué.
Podríamos estar ante un momento sin precedentes en la relación bilateral entre México y Estados Unidos. Los dos países necesitan uno del otro para lograr ciertos objetivos. Trump quiere poner tras las rejas a algunos políticos que mantienen relaciones evidentes con los cárteles de las drogas. Claudia necesita quien le ayude a liberarse de ciertas cargas del pasado que limitan sus decisiones; Trump podría ser su gran oportunidad para tomar de una vez por todas el mando del país y marginar a actores políticos que son un lastre para su gobierno.
Estamos por presenciar momentos inéditos e inimaginables hasta hace muy poco en la relación bilateral.
Trump y Sheinbaum podrían ser de mutua ayuda para lograr sus propios fines. Los tiempos por venir serán más que interesantes.
@GOrtegaRuiz




