La Corrida de las Tradiciones en la Monumental Monterrey dejó una estampa clara: toreros dispuestos y toros de San Pablo que, en conjunto, ofrecieron nobleza, calidad y emoción. La plaza, con tres cuartos de entrada, vibró de inicio a fin en una velada que combinó clasicismo, valor y madurez.
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Abrió el festejo el rejoneador Jorge Hernández Gárate con “Perfumao”, al que paró con mando sobre “Tin Tán”. Con “Velásquez” y “Resortes” se lució toreando de costado y en embroques ajustados, cerrando con “Valladolid” en un carrusel de cortas antes del rejonazo. Paseó una oreja con petición de la segunda.
Con el segundo, Fermín Rivera volvió a mostrar su clase. “Calesa”, de 493 kilos, tuvo un pitón derecho con calidad que permitió al potosino templar y ligar muletazos de gran sabor. Por el izquierdo, el toro tuvo menos recorrido. El fallo con la espada le dejó en palmas tras aviso.
El tercero, “Maestro” de 506 kilos, correspondió a Juan Fernando, quien saludó con chicuelinas y quitó con variedad tras la suerte de varas. De rodillas inició su faena, conectando pronto con el tendido gracias a su determinación y toreo de hinojos. Aunque el toro tardó en doblar, la entrega del regiomontano fue premiada con dos orejas.
La faena de la noche fue la de Juan Pablo Sánchez con “Apoderao”, de 496 kilos. Desde el saludo capotero mostró soltura y, ya con la muleta, ligó series largas y templadas por el derecho, en una labor pausada y profunda, llena de naturalidad. El estoconazo rubricó una faena de madurez que le valió dos orejas y rabo. El toro, de gran calidad, fue premiado con vuelta al ruedo, reconocimiento que Sánchez compartió con el ganadero Leopoldo Martín del Campo.
En quinto turno, Paola San Román enfrentó a “Compadre”. El viento le incomodó, pero con tesón y entrega firmó una faena seria por la derecha, coronada con una gran estocada que le otorgó dos orejas, entre el reconocimiento del público.
El sexto fue “Rey Mago”, para Leo Valadez, que lo esperó a portagayola y saludó de rodillas. Brindó un vistoso quite por zapopinas y cubrió el segundo tercio con facilidad. El toro tuvo menos recorrido, pero Valadez puso voluntad en un trasteo variado, cerrando con un arrimón. Escuchó un aviso y fue ovacionado con salida al tercio.
Cerró plaza Isaac Fonseca con “Chismoso”. De rodillas inició capote y muleta, logrando desde un cambiado por la espalda levantar la plaza. Su faena, templada y con transmisión, fue rubricada con buena estocada para cortar dos orejas, entre el unánime grito de ¡Torero, torero!
La corrida dejó claro que los toros de San Pablo dieron el juego necesario para el lucimiento, con todos aplaudidos en el arrastre y uno premiado con vuelta al ruedo. Y los toreros, cada uno a su manera, respondieron: desde la madurez de Sánchez, la frescura de Fernando y Fonseca, la entrega de Paola y Valadez, la clase de Rivera y la elegancia del rejoneo de Hernández Gárate. Una velada que Monterrey recordará como ejemplo de variedad, emoción y grandeza.

FOTOS: MANOLO BRIONES













