Nadie puede pasear por las calles de su país tan segura de sí misma como la hoy galardonada Nobel de la Paz, la venezolana María Corina Machado. Si analizamos el origen y los principios de este premio, inspirado en la vida y conciencia de su fundador, Alfred Nobel, veremos que coincide plenamente en el perfil de la hoy premiada.
Alfred creó estos premios derivado de uno de los inventos más útiles, pero a la vez más dañinos: la dinamita, que al ser usada para fines bélicos dañó la imagen y reputación del científico. Una confusión sobre su muerte llevó a una publicación de un periódico francés sobre la necrología del científico y la calumnia que le siguió con el texto siguiente: “El mercader de la muerte ha muerto”. Fue tal el impacto que le causó, que le hizo reflexionar en el sentido de cómo le gustaría ser recordado. Es entonces que en su testamento deja la mayor parte de su fortuna en un fondo para financiar premios anuales para quienes “hayan conferido el mayor beneficio a la humanidad” en los diferentes campos científicos, más uno adicional: el de la paz.
La historia de Alfred Nobel coincide con los principios que ha ejercido María Corina Machado en Venezuela, el contexto regional y global, el proceso disruptivo en materia de género y el acoso norteamericano a esa castigada nación. Con este galardón, Machado se ha convertido en una pieza clave regional, puesto que es mujer, de clase media, profesional y profesionista; con trayectoria política y comunitaria, que se ha atrevido a desafiar y alzar la voz ante una de las dictaduras más agresivas de América Latina, donde los norteamericanos aún no hallan la forma de intervenir y derrocar al eterno mandatario venezolano. Pareciera que las condiciones están dadas.
Nicolás Maduro, si acaso busca mantener en vilo su criminal permanencia, más le vale no opinar y mucho menos atentar contra la integridad o vida de esta luchadora social, so pretexto de desafiar el poder armado y político de la Casa Blanca. Al dictador lo pienso reunido con su gabinete dando vueltas a su estrategia de permanencia en el poder, la transición pactada, la huida o, acaso, el enfrentamiento abierto contra Machado, algo que se antoja inútil para su supervivencia.
¿Pero quién es María Corina Machado? Es una ingeniera industrial y política, de 57 años; hija y madre de familia. Ingeniera con especialidad en finanzas y políticas públicas; cofundadora de la organización Súmate, dedicada a monitorear y denunciar fraudes electorales. El activismo ejercido y la lucha incansable por la democracia y el respeto a los derechos humanos la llevó a ser diputada, pero a la vez removida en el año 2014 acusada de ser aliada de la OEA, un organismo internacional simpatizante de gobiernos liberales y democráticos.
Machado apoyó en la fundación del partido Vente Venezuela, organismo político liberal que terminó por postularla como candidata a la Presidencia. Sin embargo, y a pesar de los millones de simpatizantes y votantes que la apoyaban, fue destituida por el régimen.
Enfrentando las presiones y amenazas a su persona y familia, Corina continúa la lucha política y social por una Venezuela libre, sin importarle las consecuencias que de esto deriven.
Enhorabuena por ese país donde se vislumbra el regreso a la democracia. Necesitamos ese tipo de perfiles en nuestra América Latina para regresar al desarrollo y la seguridad perdida.




