Un acuerdo histórico entre Estados Unidos y Venezuela marca un nuevo capítulo en la política migratoria norteamericana. El gobierno de Nicolás Maduro accedió a recibir a sus ciudadanos deportados, incluyendo presuntos miembros del Tren de Aragua, tras negociaciones que también resultaron en la liberación de seis estadounidenses detenidos en Venezuela.
El pacto, anunciado por Donald Trump en Truth Social, incluye el compromiso de Venezuela de facilitar el transporte de los deportados. La negociación fue liderada por Richard Grenell, enviado especial de Trump, quien viajó a Caracas para presentar los términos del acuerdo.
Esta medida forma parte de una agresiva política migratoria que incluye la eliminación del Estatus de Protección Temporal (TPS) que amparaba a más de 600,000 venezolanos. Trump ha prometido la mayor campaña de deportaciones en la historia estadounidense.
El acuerdo coincide con un momento de tensión diplomática regional, donde otros países como Colombia, Guatemala y Brasil también han aceptado la repatriación de sus ciudadanos bajo presión estadounidense.