¡Vengan a vernos!

Por Guillermo Deloya Cobián Una democracia es una condición y un estilo de vida y gobierno que se reluce en el escenario internacional. La calidad de la misma y su vigor ante el mundo debe ser motivo de orgullo por el prestigio que genera un país con parámetros de actuación admirables. Un fortalecimiento de las

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Por Guillermo Deloya Cobián

Una democracia es una condición y un estilo de vida y gobierno que se reluce en el escenario internacional. La calidad de la misma y su vigor ante el mundo debe ser motivo de orgullo por el prestigio que genera un país con parámetros de actuación admirables. Un fortalecimiento de las instituciones democráticas para el combate a la corrupción, la promoción de la independencia del poder judicial, el desarrollo de una cultura de transparencia, la promoción de una cultura de igualdad de género y un largo catálogo de acciones a favor de un sistema democrático son mandatos para quienes con acciones positivas y palpables han decidido salir de la comodidad del discurso. Sin embargo, quien transita hacia el polo opuesto, generalmente vuelca su comportamiento hacia la rijosidad y la descalificación cuando se señalan las deficiencias y acciones que nada abonan al florecimiento de un gobierno democrático, transparente y con rendición de cuentas. Por ello resulta lamentable la desavenencia suscitada entre el Canciller mexicano Marcelo Ebrard y el Secretario General de la Organización de Estados Americanos Luis Almagro. Y resulta paradójico que un gobierno de apego ideológico bolivariano, rechace con recurrencia la posibilidad de abonar a la consolidación de un sano sistema interamericano, donde la salud democrática del continente sea una máxima y una realidad; tal cual lo concebía el propio Simón Bolívar al convocar al Congreso de Panamá en 1826 el cual, diversos historiadores consideran el antecedente remoto de la creación de la OEA.

Lo cierto es que la observación electoral por parte de la correspondiente misión de la OEA es una real incomodidad para el gobierno federal. Sin embargo, no es menor lo que el actuar de un organismo internacional aporta en pro de la salud misma de las elecciones en el continente. Desde el año de 2009, la OEA ha procurado en México la conducción responsable de los actores políticos y sociales a través de los conductos establecidos por la legislación. Es así que, el acompañamiento a las autoridades mexicanas desde la dicho tipo de observación, permitió darle soporte a la transición política de manera exitosa al vigorizar los valores democráticos que fueron pilares para que en el 2018 existiera una alternancia en el poder federal. Pero quizá la confusión traducida a molestia desde la cancillería, tenga que ver con el poco entendimiento de que la OEA constituye una real instancia de apoyo internacional que perfecciona y fortalece los procesos y sistemas electorales. El actuar de especialistas que apoyan en el análisis temático sobre la organización y tecnología electoral, el financiamiento político electoral, la participación política de mujeres así como de indígenas y grupos étnicos minoritarios, el voto en el extranjero y muchos otros son alicientes para una mayor legitimidad en la elección observada. Eso conviene a todos.

El despliegue de la Misión de Visitantes Extranjeros de la OEA será el acto por el cual físicamente se presentarán en nuestro territorio un grupo interdisciplinario de expertos comandado por el argentino Santiago Cantón. Pero hay que tener en cuenta que ha existido un largo tramo de preparación y antecedentes que ya se han llevado a cabo a efecto de cubrir con eficiencia el amplio espectro de temas que se traducirán en una elección legitimada por una comunidad internacional que se apuesta por mayor transparencia. No es un acto injerencista ni injustificado. Mucho menos es un ensamble de ocurrencias o de opiniones sesgadas de improvisados. Ya existe un tramo andado mediante una serie de reuniones con Consejeros del INE, Magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Fiscalía de Delitos Electorales, dirigentes de todos los partidos políticos y muchos otros funcionarios que se vinculan al proceso electoral. Existe el soporte legal a través de acuerdos firmados con el propio INE para redoblar la claridad con la que esta misión se desempeñará. No estamos de ninguna manera ante una actividad que nos lesione; como país hemos invitado a la Organización como un refuerzo a nuestra democracia en tiempo electoral desde 2009. Una actuación autónoma, libre e independiente de misiones como la que ahora nos acompañará, permitió en gran manera que el propio presidente López Obrador tuviera un llano terreno para acceder al poder de forma legítima y ordenada. Hoy, se aplaude la valentía y rectitud con la que Luis Almagro ha denunciado violaciones a la Carta Democrática de Venezuela, Bolivia y Nicaragua.

¿Qué necesidad hay entonces de ensuciar la cancha antes del juego? No existe respuesta comprensible salvo que esta antesala sea el acomodo conveniente de un escenario donde se pueda combatir con ranciedad lo que, quizá previsiblemente y penosamente se contenga en el informe preliminar de la observación.