¿Y si acaba el T-MEC?

El posible cierre del T-MEC afectaría a México, EE. UU. y Canadá, beneficiando a China y alterando las cadenas de suministro globales.



Contexto

Los movimientos geopolíticos aceleran las acciones globales, impulsando la presión de Europa a China, con la amenaza de imponer aranceles si no se corrige la balanza comercial; en México se aprobaría esta semana, en la Cámara de Diputados, el arancel a más de mil fracciones, y aunque algunas se eliminaron, se buscó proteger sectores clave como el automotriz, textil, zapatos, acero, aluminio y aquellos que serán clave en la revisión del T-MEC; aunque por otro lado, luego de la reunión entre los mandatarios Donald Trump y Xi Jinping, ambas economías avanzaron.

Las exportaciones chinas crecieron en noviembre en más de 5.9%, enfocadas en la región asiática y europea, aunque presentaron un desplome hacia Estados Unidos de aproximadamente 29% en el mismo periodo del año anterior, por lo que, pese a la guerra geopolítica, se comienza a notar su crecimiento a partir de la diversificación de exportaciones.

Apertura o cierre del T-MEC

Sin duda México avanza en las peticiones de Estados Unidos y Canadá se reposiciona; sin embargo, recientemente el presidente Donald Trump manifestó que sería conveniente cerrar el T-MEC y abrir acuerdos bilaterales con ambos socios comerciales. De fondo, esto permitiría una negociación diversificada con cada país, siendo que la agenda de Estados Unidos difiere para cada uno, pero la fortaleza regional radica precisamente en la unión de los tres países, consolidando un mercado potencial y atractivo para todo el mundo.

Acabar con el T-MEC significaría el retorno de Estados Unidos, México y Canadá a un cierre comercial parcial en un régimen sin reglas comerciales comunes, sin mecanismos de solución de controversias y con aranceles bajo las reglas de la Organización Mundial del Comercio, derivando en incremento de costos, caída de la certidumbre financiera y, por tanto, de la inversión en la región, deteniendo la relocalización.

Tendríamos un golpe duro para Estados Unidos, con el rompimiento de las cadenas de suministro críticas, incrementando costos para los insumos de México y Canadá, así como pérdida de competitividad frente a China, reduciendo la influencia y control político sobre Norteamérica y global.

Canadá tendría un impacto directo en la exportación de energía y minerales, caída del PIB, disrupción en sectores clave, competitividad y certidumbre jurídica.

México sería el más afectado, cayendo la capacidad exportadora hacia Estados Unidos, del PIB y la inversión extranjera directa. La relocalización se detendría completamente al perder las ventajas del tratado por trato preferencial y movimientos de manufactura hacia Estados Unidos y regreso a Asia. Podríamos prever la devaluación del peso, salida de capitales y caída del grado de inversión.

En conclusión

Terminar el T-MEC implicaría tres perjuicios para la estrategia de Norteamérica, como es el desmantelamiento del bloque económico con mayor atractivo del mundo, daría ventajas económicas a China y, por tanto, geopolíticas, además de la nueva reconfiguración de las cadenas globales de suministro y logística, siendo que apenas estamos en un proceso derivado de la guerra arancelaria.

Sólo tendríamos como opción generar acuerdos bilaterales sectoriales que derivaran en políticas industriales específicas para acelerar la economía de los tres países, y lanzar alianzas tecnológicas con otros países como China.

Para México, la clave sería fortalecer la red de tratados, tener acceso a mercados con altos aranceles y necesidades industriales, incentivando la manufactura, además de fortalecer cadenas de valor con Japón y Corea. El riesgo serán los sectores relacionados con China, ya que aún sin el vínculo del T-MEC, el tener como vecino a Estados Unidos, permanecerá.