Zacatecas, el infierno en la tierra; ¿Abrazos? No, balazos

8, febrero 2022

 

En noviembre de 2021 el gobierno federal anunció junto al estatal el operativo Zacatecas II.

Se desplegaron 3 mil 844 soldados del Ejército y la Guardia Nacional para devolver la paz a los zacatecanos.

Se vendió como la solución a la violencia y muerte que se intensificaron desde que David Monreal Ávila asumió como gobernador emanado de las filas de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), en septiembre de 2021.

Desde entonces han sido colgados, descuartizados, ejecutados y tirados cual basura al menos cincuenta cuerpos de hombres, mujeres, adolescentes, adultos y policías, impunemente.

El fin de semana fueron tirados en Plateros, Fresnillo, diez cuerpos.

Encobijados, amarrados con cinta canela y colocados estratégicamente a una distancia de diez metros cada uno.

Y un dron sobrevolaba la calle.

Desde ese momento se supo que no era de nadie… salvo del crimen.

Del Cártel de Sinaloa o del Cártel Jalisco Nueva Generación.

Y en una bodega, en Pánfilo Natera, seis cuerpos colgados en una bodega.

Y en Guadalupe un hombre acribillado a tiros.

¿Y qué dice David Monreal?

Que hay que encomendarse a Dios.

Que es una lucha entre cárteles.

Como si por tratarse de eso –en el caso de que así fuese- no tuviera la menor importancia que rieguen cuerpos por el estado.

Andrés Manuel López Obrador, por su parte, asegura que es una provocación, un desafío de los grupos criminales.

¿Y?

¿También se solucionará hablando con sus papás?

La inseguridad sin freno tiene sumido al país en una ola de asesinatos y violencia pocas veces vista.

La frase presidencial “Abrazos, no balazos” ha cambiado a:

¿Abrazos?

No, balazos.

 

La maestra en derecho

Abelina López Rodríguez personifica a la perfección a la innumerable clase política de ignorantes que Morena ha encumbrado en puestos de elección popular y por dedazo.

La alcaldesa de Acapulco, diputada local dos ocasiones y federal una, se caracteriza por decir incongruencias a la menor provocación.

En 2020, cuando becada en San Lázaro, reveló que en sus tiempos de litigante dio 20 mil pesos de mordida o soborno “para que la corrupción del sistema permitiera solicitar al juez el juicio abreviado”.

¿Qué cree?

Se rajó. Dijo que la malinterpretaron.

Luego, al iniciar su administración en el pobre Acapulco, culpó como Andrés Manuel a la prensa.

– Si no cuidamos lo que aquí tenemos, no sé de qué vamos a comer.

¿Qué concepto tienen de los medios?, azuzó a sus leales mientras daba declaraciones banqueteras.

Luego, dijo que la calor provoca que se incremente la delincuencia.

Después de los choques del sábado en la caseta de Palo Blanco, entre normalistas que intentaban tomarla para cobrar su cuota y la Guardia Nacional, y que éstos dirigieran un tráiler contra los soldados, dijo:

-No hay a quien culpar porque un tráiler se fue a estrellar contra una caseta. Iba no tripulado, no llevaba chofer.

Así la maestra en derecho penal.

 

Vámonos: En Palacio Nacional se respira un clima pesado, denso. Hay molestia con José Ramón, el hijo de Andrés Manuel. Su vida en Houston, Texas, contradice el discurso diario.

 

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