Morena quiere una comisión para investigar hasta el último peso del cártel inmobiliario, ligado a figuras del PAN. Pero cuando se trata de Adán Augusto López y su exsecretario acusado de liderar una red criminal en Tabasco, ya no quieren comisiones. Arturo Ávila, vocero morenista, se lavó las manos: “Que lo proponga el PAN”. Así, mientras celebraban el respaldo de la presidenta Sheinbaum de crear su comisión, callan ante el escándalo del tabasqueño. ¿Mensaje claro? Las investigaciones sí, pero sólo si no salpican a los suyos. Con Morena, el “tope donde tope” aplica restricciones.
¿No qué no?
El coordinador de los diputados federales de Morena, Ricardo Monreal, finalmente reconoció que sí está de vacaciones en España y defendió su derecho al descanso, pero aclaró que no estaba hospedado en un hotel de superlujo en Madrid, sino que solamente fue a desayunar al restaurante, y dijo que sus gastos los hizo de su bolsillo y no hubo ni un solo cinco del presupuesto. Y como dijera Juan Gabriel, ¿pero qué necesidad? Lo hubiera dicho desde el primer día y se habría ahorrado tanta especulación.
Frivolidad oficial
El duelo por la muerte del Príncipe de las Tinieblas, Ozzy Osbourne, llegó hasta el palacio legislativo de San Lázaro, pues el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna -el mismo que ahí montó una exhibición de presuntos cuerpos “alienígenas”-, publicó una esquela, ¡con los logotipos oficiales de la Cámara baja!, para lamentar el deceso del que consideró ícono global del heavy metal y figura influyente en la cultura contemporánea. En un país donde, tan sólo de enero a junio, se cometieron 2 mil 517 crímenes con extrema violencia, llama poquito la atención hacia dónde se dirigen los lamentos del legislador.
Cuánta consideración
¿Y quién los detiene? Nadie. ¿Y quién los protege? Buena pregunta. El bloque negro ya existía, pero en 2021, con López Obrador en Palacio Nacional, florecieron como bugambilias en primavera, justo cuando las mujeres marcharon el 8M exigiendo justicia. Mientras ellas alzaban la voz, ellos hacían el trabajo sucio: pintas, quemas, robos, destrozos. Desde entonces, aparecen como por arte de magia en cada marcha incómoda. El domingo intentaron ir a la caseta México-Cuernavaca y, ahí sí, la policía los detuvo; pero al regresar, sin ningún encapsulamiento, pasaron directo a la UNAM. Y ahora, Clara Brugada pide que no se les estigmatice. Qué cosa: siempre hay descontrol… pero con sorprendente puntería.
¿Habrá justicia?
A pesar de que Ximena Guzmán y Jorge Muñoz trabajaban codo a codo con Clara Brugada -ella como secretaria particular y él como coordinador de asesores-, sus familias siguen esperando respuestas. ¿Quién los mató? ¿Por qué? ¿Habrá algún día responsables o seguiremos en la eterna promesa de que ahora sí, ya casi? Según la fiscal Bertha Alcalde y la propia jefa de Gobierno, el silencio es estrategia. Pero uno ingenuamente pensaría que investigar y comunicar no son excluyentes. Si así es el trato para los cercanos al poder, qué puede esperar el resto, los que ni de lejos conocen a nadie en el gabinete.



