Tuvieron que pasar 20 temporadas para que Aaron Rodgers se convirtiera en agente libre por primera ocasión en su carrera. Con todo y sus 41 años, pudo lanzar para casi 4 mil yardas la temporada pasada con los New York Jets, que a pesar de eso, optaron por romper su vínculo con el quarterback para comenzar una profunda reestructuración. Mientras tanto, A-Rod se prepara para un último baile con el mejor postor.

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Tras su salida del equipo de la Gran Manzana, el nacido en Chico, California, puede negociar con cualquier franquicia que desee. Rodgers se debate entre los New York Giants para no tener que cambiar de casa y los Pittsburgh Steelers, que presumen un equipo listo para solamente tomar las riendas y hacerlo triunfar, con un coach como Mike Tomlin que suspira desde hace tiempo por su talento.

Si bien esos dos muestran mayor interés en el cuatro veces MVP, los Minnesota Vikings emergen como una tercera —y menos viable— opción para el ex Green Bay Packers, que en caso de ponerse el uniforme púrpura, emularía a su mentor Brett Favre, quien jugó para los mismos equipos tras su salida de la institución de Wisconsin.

Con todo y que venía de recuperarse de una ruptura del tendón de Aquiles un año atrás, Rodgers lanzó para 3 mil 897 yardas y 28 touchdowns, ambos registros, terceros en la historia de los Jets en una sola temporada.

Sin embargo, Aaron terminó en el puesto 25 en rating de pasador y total, además de ser 30 en porcentaje de pases completos y 28 en yardas por intento. Los Jets registraron una marca de 3-7 en juegos de una anotación, con el clutch que alguna vez distinguió a Rodgers, ya extinto, pues dejó escapar la victoria en varios de esos duelos en su última posesión.

Como lo mantuvieron en el roster hasta el inicio del año de la liga, los Jets ahora pueden designar a Rodgers como un corte posterior al 1 de junio, lo que les permite distribuir su impacto salarial de 49 millones de dólares en dos temporadas, repartido en 14 millones este año y 35 millones en 2026.

Por ahora, los de la AFC Este deben asumir el costo total del tope salarial, de 23.5 millones de dólares, hasta el 1 de junio. Después de eso, se reduce a 14 millones de dólares, lo que supone un alivio del tope salarial de 9.5 millones de dólares, de acuerdo con ESPN.

Ya sin el ex lanzador de los California Golden Bears, el Modelo de Proyección de SportsLine, pronostica que los Jets tendrán un rendimiento ligeramente mejor con el recién desempacado Justin Fields como su mariscal de campo en 2025. El modelo, que simula cada partido de la NFL 10 mil veces, augura que Nueva York tiene un 24.4% de posibilidades de llegar a la postemporada con Fields, en comparación con el 21.9% que tenía con Rodgers.

El modelo calcula que los Jets también tienen una mejor oportunidad de terminar en la cima de la AFC Este con Fields que con Rodgers, aunque no los ve llegar demasiado lejos si los lleva a su primera aparición en la postemporada desde 2010. Pero justo ese panorama adverso puede hacer que A-Rod resurja con ese coraje que le caracteriza.

Es por eso que tanto los Steelers como los Giants esperan a Rodgers. Inclusive, se ha sabido que Russell Wilson, quarterback titular de Pittsburgh la temporada pasada, tiene previsto volar a Ohio para visitar a los Cleveland Browns, antes de viajar a Nueva York para visitar a los Giants, que podrían pelearlo con los Browns si Steelers seduce a Rodgers en ese vaivén.

Mientras tanto, la opción menos viable es Minnesota, pues se espera que JJ McCarthy sea el QB titular de los Vikings esta temporada. De hecho, Kevin O’Connell, no se anduvo con rodeos la pretemporada pasada tras la lesión de menisco de McCarthy, cuando dijo que iba a ser el mariscal de campo franquicia en poco tiempo.

Sea cual sea el destino final de Aaron Rodgers, no hay duda alguna en que será miembro del Salón de la Fama tan pronto decida retirarse. Cumplirá 42 años el próximo 2 de diciembre, por lo que al tener ya al tiempo como su peor enemigo, la opción del seis veces campeón del Super Bowl con un equipo prácticamente hecho, se avecina como su mejor oportunidad para buscar un último anillo, tal y como hizo Tom Brady a esa edad con los Tampa Bay Buccaneers.