El balance hídrico del Valle de México está roto y la ciudad pierde alrededor de 30 metros cúbicos de agua por segundo, advirtió Francisco Haroldo Alfaro Salazar, académico de la Red de Investigación de Agua de la Universidad Autónoma Metropolitana.
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Durante el conversatorio “Investigación y aplicación tecnológica para el aprovechamiento integral del agua”, convocado por la UAM Xochimilco, especialistas hicieron un llamado a articular esfuerzos entre academia, planeación urbana y gobierno para garantizar una metrópoli resiliente frente a la crisis.
El desequilibrio hídrico ocurre cuando, en una cuenca o territorio, las salidas de agua superan de manera sostenida sus aportes naturales y artificiales. En la Ciudad de México, por ejemplo, las extracciones para consumo doméstico e industrial, sumadas a las pérdidas por fugas en la red y al bombeo indiscriminado de los mantos freáticos, rebasan lo que llueve y lo que se recarga a través de trasvases desde otras cuencas, como el sistema Cutzamala.
Este “balance roto” se traduce en la pérdida de unos 30 metros cúbicos por segundo, un volumen que, de mantenerse, provoca el descenso acelerado de los niveles subterráneos, intensifica los hundimientos y fracturas en el suelo, y expone a la metrópoli a mayores riesgos durante periodos de sequía.
Para revertir el desequilibrio, los especialistas advierten que es indispensable combinar tres líneas de acción, primero, restaurar y conservar cuerpos de agua originales, como lagos y humedales del eje sur (Xochimilco, Tláhuac, Milpa Alta), que funcionan como esponjas naturales; segundo, rehabilitar áreas de infiltración, como los pozos en el Cerro de la Estrella, incrementando la recarga de acuíferos; y tercero, diseñar infraestructura urbana “esponja” capaz de capturar y retener la lluvia mediante jardines de lluvia, pavimentos permeables y presas de retención.
Los especialistas detallaron que solo una visión interdisciplinaria, integrando urbanismo, ecología, ingeniería y gestión pública, permitirá restablecer el equilibrio hídrico y garantizar el abastecimiento de agua a largo plazo, reduciendo la dependencia de trasvases y protegiendo la resiliencia de la zona metropolitana del Valle de México.
Maribel Cruz Ayala, directora de Planeación Integral de Secretaría del Agua del gobierno capitalino, recordó que el antiguo valle endorreico carece de salidas naturales, por lo que hoy depende de trasvases como el sistema Cutzamala, cuyo caudal puede caer de 9 a 3.8 m³/s en sequías extremas.
El arquitecto paisajista Yu Kongjian propuso convertir la ciudad en una “esponja” urbana, capaz de captar y retener agua de lluvia. Ricardo Pinta Szczesniewski, de la UAM, confirmó la viabilidad de este enfoque en México y citó ejemplos de presas de retención en Puebla y en la capital.
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En su oportunidad, Mario Schjetnan, de Grupo de Diseño Urbano, advirtió que la gestión hídrica sigue siendo un conflicto político y técnico y urgió a diseñar un plan de largo plazo, de 30 años, que integre infraestructura, ecología y derechos ciudadanos.

Foto: Cuartooscuro 


