MARTÍN AVILÉS

Foto: Martín Avilés / Ovaciones / Jaime Llera / El Sol de México

“¡Campeones, campeones, olé, olé, olé!”, el rugido de miles de aficionados eufóricos retumbaba por todo Avenida Reforma. Como si de los últimos microsismos registrados en la Ciudad de México se tratara, la Glorieta del Ángel de la Independencia se cimbraba al ritmo de tambores y trompetas color amarillo y azul.

Foto: Jaime Llera / El Sol de México

Y no era para menos. El Club América tardó exactamente cinco años en volver a coronarse como monarca del fútbol mexicano, logro que consiguió por decimocuarta ocasión en su historia tras golear a Tigres 3-0 entre la polémica tras dudosas marcaciones del silbante.

“¡Vamos, vamos, América; que esta noche tenemos que ganar!”, se escuchaba en otros sectores de Reforma. “¡put* Nahuel, put* Nahuel!”, exclamaban otros más aún con la calentura del juego en el que guardameta argentino de la UANL se hizo expulsar tras derribar a Julián Quiñones.

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Las banderas azul y crema ondeaban entre bengalas y espuma que rociaban cual champán para bañarse de gloria tras un lustro de sequía. Niños en hombros sonreían y gritaban en el festejo del primer título de sus vidas, al tiempo que vendedores hacían su agosto entre cervezas, bandas para la cabeza y playeras con un número 14 gigante para presumir los Campeonatos que validan a su club como el más ganador de la Liga MX.

“Las bandas las vendo a $10, más que nada para sacar el dinero de mi viaje. Vine aquí a celebrar, pero soy de Ixtapaluca. Con lo que saque pago el viaje y ahora sí que lo que gaste de chelas y todo eso”, dijo Emerson López sobre su venta.

Algunos cuantos fanáticos utilizaron la barricada colocada alrededor del Ángel de la Independencia para hacer ruido. Mucho ruido que llamó la atención de los huéspedes de los lujosos hoteles con vista a Reforma.

“Olé, olé, olé; campeón, campeón!”, seguía el rugido una y otra vez. Un mantra que se escuchará por mucho tiempo, pues ahora las Águilas se han separado dos títulos por encima del segundo lugar histórico, el Guadalajara. “¡El que no brinque es tigre, el que no brinque es tigre!”, se escuchó. “¡Y chiva también!”, murmuró uno que otro para recordarle a su acérrimo rival quién es el Rey de Copas.