RICARDO MONREAL

En días pasados, el presidente López Obrador dio a conocer los avances en relación con las nuevas Áreas Naturales Protegidas (ANP) del país. De 2018 a 2023 se han decretado 21 nuevas superficies bajo este esquema, lo cual implica que de las 182 que existían en aquel año ahora hay 203, y el Gobierno de México busca que se llegue a 225 para finales de esta administración. Esto significa incrementar nuestra protección de superficies naturales de 91.6 millones de hectáreas a más de 95 millones.

De acuerdo con la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, las ANP son zonas del territorio nacional y aquellas sobre las que la nación ejerce soberanía y jurisdicción, en las que los ambientes originales no han sido significativamente alterados por la actividad del ser humano o cuyos ecosistemas o funciones integrales requieren ser preservados y reservados.

Por medio de las ANP se pueden ampliar corredores naturales, los cuales permiten a las especies adaptarse y ajustar sus áreas de distribución frente a las nuevas condiciones climáticas. Asimismo, estas áreas regulan la temperatura del planeta, coadyuvan a la generación de nubes y atenúan el cambio climático.

Vale la pena recordar algunos otros objetivos de las ANP, como preservar ambientes naturales representativos del país y los ecosistemas más frágiles, para garantizar el equilibrio y la continuidad de los procesos evolutivos y ecológicos; salvaguardar la diversidad genética de las especies; garantizar la preservación y el aprovechamiento sustentable de la biodiversidad del territorio nacional; preservar de manera particular especies endémicas, raras o que se encuentren en una categoría de riesgo, y proporcionar un campo para la investigación científica, el estudio de los ecosistemas y su equilibrio, entre otros.

Además, cabe destacar que las ANP se dividen en las siguientes categorías: Reservas de la Biosfera; Parques Nacionales; Áreas de Protección de Flora y Fauna; Áreas de Protección de Recursos Naturales, Santuarios, Monumentos Naturales y Áreas Destinadas Voluntariamente a la Conservación.

El objetivo de transitar de 203 a 225 ANP a partir de ahora y hasta finales del sexenio sumará en 17 estados federados más de tres millones de hectáreas, que estarán orientadas al cuidado y protección de los recursos naturales con el apoyo de los pueblos originarios. Las Áreas Destinadas Voluntariamente a la Conservación alcanzan ya más de un millón 213 mil hectáreas y son proporcionadas por pueblos indígenas, personas morales, públicas o privadas, entre otros, que dan sus predios para acciones de conservación.

Una de las áreas de preservación más importantes del país es la región Gran Calakmul, en Campeche, que, después del Amazonas, es la reserva tropical más grande de América y la más grande en nuestro país, con 1.5 millones de hectáreas que representa la superficie de diez veces la Ciudad de México. La reserva se constituye por siete Áreas Destinadas Voluntariamente a la Conservación, con la participación de ejidos y comunidades, para proteger el hábitat del jaguar en el Corredor Biológico del Jaguar Báalam-Beh, conectando esta región con el Área de Protección de Flora y

Fauna Laguna de Términos. Igualmente, se localizan los sitios de percha más importantes, conocidos como dormideros del zopilote rey, especies prioritarias para la conservación.

Asimismo, se cuida el hogar de más de tres mil especies, como oso hormiguero, pavo ocelado y hocofaisán, y plantas como camotillo, palma chate y mauche.

Con estas acciones, entre muchas otras, el Gobierno de México busca combatir los riesgos derivados del deterioro ambiental, como deforestación, escasez de agua, sequía y el calentamiento global, entre otros.

El cuidado del medio ambiente y de nuestros recursos naturales es una tarea que nos concierne a todas y a todos. Gobierno y ciudadanía requerimos coadyuvar a la preservación de nuestro planeta. No debemos olvidar que el mundo que heredemos a las futuras generaciones deberá siempre ser mejor que el que recibimos.

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