Estados Unidos controla a México. Es algo histórico, añejo y lógico. Es una potencia mundial. Aunque Andrés Manuel López Obrador haya dicho a Joe Biden que trabajar en conjunto no significa estar de acuerdo en todo, aceptó invertir mil 500 millones de dólares para mejorar la seguridad fronteriza.

Algo que Donald Trump no consiguió, cuando quería desde el gobierno de Enrique Peña Nieto que México pagara el nuevo muro fronterizo.

El acuerdo existía desde mayo y se hizo en el marco de los Diálogos de Alto Nivel. Estados Unidos invertirá 3 mil 400 millones de dólares.

Trump, no obstante, obligó en 2019 a Andrés Manuel a desplegar 27 mil elementos de la Guardia Nacional, entre agentes de la extinta Policía Federal y soldados del Ejército mexicano, en las fronteras norte y sur.

Y a aceptar el programa Quédate en México, que ordena a los solicitantes de asilo esperar del otro lado de la frontera la decisión.

¿El motivo? Contener la migración. Y las drogas. Trump presumía que tenía gratis a un ejército cuidando el territorio estadunidense, con 27 mil soldados. Amenazó con incrementar los aranceles a la mercancía mexicana, lo que habría causado un daño letal al comercio. El martes, entre bromas, sonrisas y discursos vacíos, Biden volvió a mostrar a Andrés Manuel quien manda en la relación bilateral. En un comunicado se informó esa inversión de unos 30 mil millones de pesos para reforzar la seguridad en la frontera. Contener esa ola migrante que López Obrador azuzó en campaña cuando ofreció ayuda, empleo y hasta traslado a la frontera a todos los migrantes que así lo desearan.

Por eso se dieron las caravanas.

Esas que obligaron, incluso, al gobierno de la CDMX a instalar albergues para atenderles.

Oficialmente, el gobierno dijo ayer que la inversión es para mejorar las aduanas y la infraestructura de las estaciones.

Lo cierto es que es imposición del gobierno estadunidense. Evitar a toda costa la invasión migrante. Nada ni la inversión ni el uso de la tecnología impide que miles de personas atraviesen todos los días hacia Estados Unidos. Marcelo Ebrard lo negó ayer. Dice que la inyección de recursos no es para frenar esas olas de desesperados. Sabe perfectamente que miente. Fue él quien aceptó las condiciones de Trump cuando viajó en representación de López Obrador a recibir las órdenes del entonces presiden- te estadunidense.

Y a sólo repetir un “sí señor”, según reveló el mismo republicano. En abril pasado recordó como dobló a México en 2019. Vámonos: Abusa la gasera Engie.

La empresa francesa que distribuye el gas natural en la mayor parte de México a viviendas y empresas impone sus condiciones a clientes.

¿Quién permite esos abusos? Cuando los clientes no pagan, corta el servicio hasta el mismo día. ¡Ah!, pero cuando contratan el servicio, tarda hasta ¡3 meses! en instalarlo. Así, cínica e impunemente. La Secretaría de Energía y Profeco deberían intervenir. ¿O son intocables?

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