Entre flashes y vítores, Saúl ‘Canelo’ Álvarez apareció en el salón principal del hotel Fontainebleau de Las Vegas, Nevada, vestido con un traje beige y gafas oscuras. El gran campeón mexicano irradiaba esa mezcla de glamour y serenidad que solo dan los años en la cima. Ahí estaba en un microcosmos de pasiones encontradas en la víspera de su esperado combate contra Terence ‘Bud’ Crawford del 13 de septiembre.
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Bajo los reflectores que iluminan el camino hacia la gloria, dos hombres caminaron por la alfombra roja no solo para presentarse, sino para enviar un mensaje. Pero el estadounidense fue recibido con el eco de abucheos que resonaban como truenos; mientras que el jalisciense, con la ovación de quien lleva años siendo el rey de este escenario.
‘Bud’ Crawford apareció primero. Con una tranquilidad que contrastaba con la tormenta de silbidos que caía sobre él, esbozó una sonrisa y alzó el puño. No era un gesto de provocación, sino de certeza.
“No importa, todos quedarán callados el sábado”, declaró con una seguridad que erizaba la piel. Sus palabras, medidas y firmes, revelaron la mentalidad de un hombre que ha construido su leyenda lejos de los aplausos fáciles. “Se siente cool (bien). Ellos (fans) no pelearán por él (‘Canelo’). La única forma en la que voy a correr será pasando por encima de la cabeza de ‘Canelo’”.
“I don’t come to Vegas to have fun.”
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Terence Crawford is all business and completely unbothered ahead of his fight against Canelo Álvarez 😤#CaneloCrawford
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Luego apareció el tapatío de 35 años de edad. Su presencia no necesitaba de más palabras, pues su recorrido en los ensogados habla por sí mismo y no por nada es el campeón absoluto de los supermedianos.
“Esta es una de las peleas más importantes del boxeo, sin duda. Verás, todos están involucrados, y Netflix está involucrado en muchas cosas. Él está involucrado en esta pelea y estoy muy feliz de pelear. Es un buen peleador. Y cuando veo eso, me siento feliz porque vamos a hacer una pelea realmente buena”, dijo el mexicano, quien evadió los cuestionamientos sobre si será su pelea final en Vegas.
“No. Bueno, aquí, ya sabes, creo que es un lugar perfecto para esta pelea. Solo quería agradecerles. Ellos, los fans, por siempre estar ahí para apoyarme y estoy muy agradecido con todos mis fans”, abundó.
Canelo Álvarez tells Max Kellerman that his fight against Terence Crawford might be the biggest fight of his entire legendary career.#CaneloCrawford
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Así fue la llegada oficial de ambos al hotel. Misma que contrastó con lo ocurrido un día atrás bajo la espectacular coreografía de las Fuentes del Bellagio, con el sonido del agua como testigo. Ahí, ‘Canelo’ y ‘Bud’ se miraron por primera vez cara a cara el lunes previo a su combate. No hubo palabras, ni gestos de provocación; solo la intensidad de dos gladiadores modernos que saben que el sábado, en el Allegiant Stadium, pondrán en juego su legado.
El escenario, tan simbólico como calculado, contó con la presencia de dos figuras clave: Turki Al Alshikh, presidente de la Autoridad General de Entretenimiento de Arabia Saudita, y Dana White, CEO de la UFC y organizador de la velada. Fue White quien, actuando como director de orquesta, les indicó a ambos púgiles que volteen hacia las cámaras, capturando el instante que marcará el inicio de una semana de promoción, nervios y expectación creciente.
El viernes será el pesaje, el último ritual antes del combate, donde ambos deberán marcar las 168 libras reglamentarias. Pero más allá de los protocolos, lo que está en juego es histórico: los títulos indiscutibles del peso supermediano, un cinturón especial de The Ring valuado en 188 mil dólares, y una bonificación extra por nocaut —un incentivo impulsado por Al Alshikh para garantizar espectáculo—.
Para Álvarez, esta pelea representa una oportunidad de silenciar las críticas. El mexicano no gana por la vía rápida desde noviembre de 2021, cuando noqueó a Caleb Plant. Siete peleas han pasado desde entonces, incluyendo la derrota con Bivol y batallas duras contra rivales como Golovkin, Ryder y Munguía.
Aunque su récord sigue impresionante —63 victorias, 39 por KO—, la expectativa de ver al oriundo de Guadalajara, Jalisco, en modo destructor se ha diluido con el tiempo. Ahora, frente a Crawford, tiene la chance de recuperar esa aura de invencibilidad.
Para Crawford, invicto en 41 combates, es la prueba definitiva. Subir dos categorías para enfrentar al rey indiscutible del supermediano es un riesgo que pocos tomarían, pero también es la oportunidad de cementar su lugar entre los más grandes de todos los tiempos. Su técnica, inteligencia y adaptabilidad serán puestas a prueba contra el poder y la experiencia del tricolor.

Foto: Cortesía 


