Martín Avilés / Ovaciones
Foto: Ivonne Rodríguez / El Sol de México

Tan pronto subió al estrado, los ojos de Claudia Sheinbum se cristalizaron. Un par de espejos que se rompieron al recordar a esa niña que desde muy pequeña se sensibilizó ante las injusticias sociales y marchó y marchó hasta convertirse en la primera presidenta en la historia de México tras ganar con una amplia diferencia en las Elecciones 2024.

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A pesar de que todas las encuestas apuntaban hacia ella, Sheinbaum Pardo guardó mesura y esperó hasta que el Instituto Nacional Electoral (INE) la anunció como virtual vencedora tras el conteo rápido, mismo que arrojó que la candidata de la coalición “Sigamos Haciendo Historia” obtuvo entre 58.9 y el 61.7 % de la votación, con una brecha históricamente extensa sobre su más cercana perseguidora, Xóchitl Gálvez, con entre 26.6 y el 28.6 % de la votación.

Así como Claudia llegó desde temprano tomada de la mano de su esposo, el empresario Jesús María Tarriba, así lo hizo al búnker instalado en el Hotel Hilton, donde hizo su Centro de Operaciones y se atrincheró tal y como hace seis años lo hiciera Andrés Manuel López Obrador cuando se erigió como el primer presidente de izquierda en el país.

Precisamente al llegar para dar su primer mensaje público tras ser nombrada como ganadora de los comicios, un mensaje del presidente estaba en las pantallas y lo miró atenta antes de comenzar con su discurso, mismo que comenzó con la humildad de saber reconocer a sus oponentes.

“Quiero felicitar a Xóchitl Gálvez Ruiz, candidata de ‘Fuerza y Corazón por México’ por su llamada que recibí hace unos minutos reconociendo el triunfo y también a Jorge Álvarez Máynez, por su llamada, candidato por Movimiento Ciudadano. Reconozco su participación en estas elecciones libres y democráticas”, mencionó en su mensaje.

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Ya desde la mañana, en el cielo de su San Andrés Totoltepec, Tlalpan, algunos cohetes tronaban con un ensordecedor estruendo que retumbaba en cada rincón de la localidad enclavada al Sur de la Ciudad de México, en lo que más parecía el presagio de lo que ocurriría horas más tarde. Asediada por decenas de reporteros y seguidores, Claudia Sheinbaum emitió su voto tras casi una caótica hora de espera en la fila.

Entre selfies y hasta autógrafos en figurillas de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México por Morena, partido al que representa la candidata por la coalición “Sigamos Haciendo Historia”, al igual que al PT y PVEM, Sheinbaum Pardo llamó a la ciudadanía a votar para así fomentar un ejercicio democrático saludable este 2 de junio en el país.

Se trata de la segunda de tres hijos. Proveniente de una familia judía que incluye a los migrantes padres de su madre, que llegaron a México desde Bulgaria mientras huían de la agresión nazi en la década de 1930, Sheinbaum siempre tuvo claro que las injusticias sociales eran algo que trataría de combatir a lo largo de su vida.

De hecho, en su juventud conoció a la destacada activista de derechos humanos, Rosario Ibarra, quien más tarde sería la primera mujer en postularse para la presidencia en el ya lejano año de 1982. Años más tarde, Claudia diría que su partido, Morena, se había hecho cargo de las luchas de Ibarra.

También se notó esa profunda sensibilidad con las causas sociales al votar en los recientes comicios por Ifigenia Ibarra, activista con la que congenió a tal grado de inmortalizada con este noble gesto de entregarle su voto en la elección que arrasaría horas más después gracias al impulso de popularidad de López Obrador, quien le cedió el bastón de mando simbólicamente, como lo hace un padre a una hija.

“Es un hombre excepciona, único. Vamos a seguir haciendo de México un país más justo, soberano, ténganlo por seguro, estaremos a la altura de nuestra historia”, elogió Sheinbaum a AMLO en su mensaje.

Durante su mandato en la Ciudad de México, Claudia obtuvo reconocimiento nacional e internacional, toda vez que redujo la tasa de homicidios en la capital hasta en un 50%. Se espera que, con ese mismo ritmo, logre mejorar ese pendiente que ha dejado su mentor.

“No les voy a fallar. Es el reconocimiento del pueblo de México a nuestro proyecto de nación”, puntualizó Sheinbaum, mientras sus seguidores presentes no pararon de gritarle “¡Presidenta, presidenta!”, mantra que escuchó a lo largo del día y que hasta altas horas de la noche se ha vuelto realidad.