Democracia y participación, el A B C en la Planeación

5, diciembre 2022

Gaby Salido

Cuando hicieron público este nuevo intento por crear el Plan General de Desarrollo y el Programa de Ordenamiento Territorial, señalé algunas fallas, omisiones y vicios de origen que quitan posibilidades para que este ejercicio prospere de forma legítima.

La Constitución es clara, señala las características para formular los instrumentos de Planeación, ordena a las autoridades realizar entre otras cosas, tareas de máxima difusión, capacitación, deliberación pública y pluralidad, en las fechas establecidas y de acuerdo con las leyes aplicables.

Tristemente, durante estos casi 5 meses, vimos reiteradas quejas de ciudadanos preocupados por actos de autoridad al margen de la Ley, decisiones de funcionarios públicos que en vez de abonar positivamente al proceso, impactaron de forma negativa.

La Asamblea Constituyente consideró a la Planeación como el mecanismo que consolidaría la Reforma Política de la CDMX, al involucrar ciudadanía, academia y gobierno en un mismo proceso de visión de Ciudad a largo plazo.

Sin embargo, el Instituto de Planeación como autoridad responsable de coordinar y dirigir este proceso, se ha visto rebasado al pretender una consulta de tal importancia hecha al vapor y a marchas forzadas; pues aunque este Congreso modificó más de una vez la fecha para que estos documentos fueran vigentes, hay omisiones que provocan descontento social.

Aunque señalemos fechas importantes en este intento por planear la Ciudad a 20 años, destaca el 8 de julio por la única publicación oficial de la convocatoria para la consulta del Plan General de Desarrollo y el Programa de Ordenamiento Territorial.

Muchos acontecimientos pasarán desapercibidos, pero quedará en la memoria colectiva de la ciudadanía, de pueblos y barrios originarios y comunidades indígenas residentes, los vergonzosos y lamentables actos de represión que el Gobierno ejecutó contra las personas que no coinciden con el Proyecto oficialista de Ciudad, y tampoco coinciden con la forma en que se realiza este proceso.

Si analizamos que reiteradamente se dijo desde Palacio del Ayuntamiento o en el Instituto de Planeación “el proceso la consulta, va por que va” esto era -como lo diría Gabriel García Márquez- ¡Crónica de una muerte anunciada!, pues no importó que en la llamada Ciudad innovadora y de derechos, cada acto de autoridad desconociera y violentara derechos reconocidos en nuestra constitución.

La fórmula que debió seguir la autoridad era simple: garantizar a todos por igual la participación democrática y plural en asambleas y reuniones vecinales; pero no fue así, tuvo que decir un juzgado federal que había omisiones en el proceso de deliberación pública, para detener las reuniones vecinales en algunas zonas.

Es lamentable encontrar incongruencias entre el decir y el actuar de la autoridad, pues se debió priorizar el dialogo, no como concesión o regalo de Gobierno, sino en cumplimiento de la Ley; pero al pedirlo la sociedad, encuentra represión y nuevamente el agravio a los derechos humanos como respuesta inmediata; para nuevamente ver a la Jefa de Gobierno, ordenando investigaciones y pidiendo priorizar el dialogo. Pero es demasiado tarde, pues debió pasar desde el inicio de la consulta.

Ya lo decían filósofos hace más de dos mil años: ¡La obra maestra de la injusticia, es parecer justo sin serlo! Si hay alguien que finge justicia, rectitud y apego a la Ley, es el Gobierno de la 4T que olvidó su filosofía de no mentir, no robar y no traicionar al pueblo.

Ante el resultado de reuniones vecinales programadas de forma simultánea y masiva en toda la Ciudad el sábado 3 de diciembre, podemos concluir que fue muy grande la responsabilidad y faltó apego a la Ley a la 4T en la capital.

diputada Congreso CDMX