Desafíos éticos de la Inteligencia Artificial: ¿están los creadores en peligro?

Telarañas digitales A Morelos Torres y Edgardo Bermejo amigos eternos. BORIS BERENZON GORN   Hace un par de semanas, se volvió viral el enojo del cantante Bad Bunny después de que una canción creada con inteligencia artificial por un DJ, que tiene una cuenta en TikTok llamada FlowGPT, se hiciera viral. Detrás de esta creación

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Telarañas digitales

A Morelos Torres y Edgardo Bermejo amigos eternos.

BORIS BERENZON GORN

 

Hace un par de semanas, se volvió viral el enojo del cantante Bad Bunny después de que una canción creada con inteligencia artificial por un DJ, que tiene una cuenta en TikTok llamada FlowGPT, se hiciera viral. Detrás de esta creación está Maury Senpai, quien invitó al diálogo al cantante y le ofreció regalarle la canción escrita por él llamada “Nostalgia”. En esta canción, se utilizan las voces del puertorriqueño y de Justin Bieber, logrando una gran aceptación por parte del público de la plataforma, lo que, dicho sea de paso, contrasta con el nuevo álbum recientemente lanzado por el artista.

FlowGPT defendió su creación argumentando la falta de leyes “en contra de los robots” que limiten el uso de las voces de las personas. Afirmó que la protección de los derechos de autor se centra en las ideas. Además, presentó la inteligencia artificial como una vía para que creadores con menos recursos materiales y redes profesionales puedan darse a conocer. Señaló las estructuras de poder y privilegio que a menudo permiten que un creador tenga éxito a nivel mundial, a pesar de que existen muchos creadores talentosos que, al carecer de estas estructuras, quedan en el olvido. Llamó al trabajo colaborativo y la creación de redes de trabajo digital.

El enojo de Bad Bunny se reflejó a través de sus seguidores, quienes comenzaron a preguntarse si este tipo de creaciones generaría una oleada de “canciones piratas” que dificultarían discernir las creaciones originales de los autores. La repuesta de muchos internautas fue de apoyo a FlowGPT, ridiculizaron el enojo del cantante y produjeron muchas canciones nuevas con su voz, claro, a manera de parodia y sin el profesionalismo de “Nostalgia”. Sin embargo, el debate y sus preguntas no son precisamente nuevos; el sindicato de actores de Hollywood lleva varios meses en huelga, una de las razones es la posibilidad de que la industria utilice la imagen de los actores de manera permanente con ayuda de la inteligencia artificial, los actores serían escaneados y utilizados indefinidamente a cambio del pago por un solo día de trabajo, sin ganancias por otras producciones que utilicen su clon digital.

Ambos casos plantean uno de los cuestionamientos fundamentales de nuestro tiempo: ¿somos dueños de nuestra identidad? Aunque parece que con el predominio de la web 2.0 es cada vez más fácil que nos suplanten y con la inteligencia artificial las posibilidades se incrementan exponencialmente, lo cierto es que más que el uso de una voz o una imagen, se cuestiona el uso indiscriminado de la identidad. Esto va más allá de la obtención o no de un pago justo en los casos de creación, donde no solo deben protegerse las ideas (que también están en riesgo en el caso de escritores y guionistas) sino también el derecho de una persona a ser reconocida como tal mediante su voluntad y consentimiento.

Aunque estamos a favor del desarrollo tecnológico, esto no implica olvidar las responsabilidades de su uso y las limitaciones para evitar abusos. Las inteligencias artificiales plantean desafíos éticos que, fuera de la industria, también generan problemas que incluso pueden llegar a ser criminales. La creación de contenido que difunde noticias falsas o difama a personas mediante contenido creado a su nombre sin su consentimiento es un riesgo real para cualquiera. La falta de claridad sobre los derechos y la propiedad, no sólo de ideas sino también de la imagen, la voz y otros elementos asociados a la personalidad, llama a la reflexión y a la acción legislativa. Se argumenta que poseer los derechos sobre una voz dejaría a muchas personas sin ella, ya que muchas voces se parecen y es cierto; pero también es cierto que, si una voz se utiliza asociada a una identidad, no se trata de una voz genérica. Lo mismo ocurre con un clon digital. Así que, aunque FlowGPT tiene razón y no hay leyes que limiten este uso, eso no significa que no debamos fomentar el debate público y la creación de tales leyes, ya que la nueva situación llegó para quedarse.