Desfile del 20 de Noviembre enciende la polémica por carros alegóricos controversiales en Tamaulipas

Desfile del 20 de noviembre en Cruillas, Tamaulipas, genera controversia por carros alegóricos que parecían vehículos blindados del narco.



Foto: Eduardo Vizcarra

El tradicional desfile del 20 de noviembre en Cruillas Tamaulipas, un municipio que se encuentra a más de 170 kilómetros al norte de la Capital del Estado desató una fuerte polémica luego de que niños y jóvenes participaran con tres carros alegóricos que, según habitantes y usuarios de redes sociales, simulaban vehículos tipo “monstruo”, similares a los blindados artesanales utilizados por el crimen organizado en la región.

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Las imágenes, ampliamente difundidas en plataformas digitales, muestran estructuras metálicas y carrocerías improvisadas que algunos interpretaron como “artilladas”.

La escena generó preocupación, críticas y cuestionamientos sobre la pertinencia de que menores participaran en representaciones asociadas a la violencia criminal que ha golpeado históricamente al norte del estado.

Ante la controversia, el Ayuntamiento de Cruillas emitió un comunicado oficial para aclarar que la intención nunca fue recrear vehículos vinculados al crimen organizado, sino representar máquinas ferroviarias inspiradas en el contexto histórico de la Revolución Mexicana.

“La representación del vehículo mostrado durante el desfile fue un acto alusivo al contexto revolucionario de 1910. De ninguna manera se buscó incitar a la violencia ni hacer alusión a situaciones ajenas a nuestras tradiciones“, afirmó la alcaldesa Diana Vanessa Leal López.

La presidenta municipal lamentó la interpretación pública de las imágenes y sostuvo que el municipio trabaja diariamente por la paz, la convivencia familiar y el rescate de tradiciones cívicas.

También reiteró que la administración seguirá impulsando actividades que fortalezcan la identidad local y eviten cualquier tipo de mensaje que pueda relacionarse con la violencia o actividades criminales.

Pese al posicionamiento oficial, la polémica continúa en redes, donde ciudadanos exigen mayor supervisión de contenidos y temáticas usadas en eventos públicos, especialmente en comunidades que han sido afectadas por la presencia del crimen organizado.