Alejandro Reza / Ovaciones
Foto: Adolfo Vladimir / Cuartoscuro.com
Ver un eclipse solar es sin duda uno de los eventos astronómicos más impresionantes que se pueden presenciar. Sin embargo, mirar directamente al Sol durante este fenómeno sin las debidas precauciones y protección puede causar graves daños en la vista e incluso ceguera permanente.
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Según los expertos, los rayos solares directos son extremadamente brillantes y su intensidad aumenta considerablemente durante un eclipse solar total o anular, cuando el Sol queda parcialmente oculto por la Luna.
Esto se debe a que en vez de apreciar el disco solar completo, los rayos se concentran en un área más pequeña al quedar una porción cubierta.
La principal amenaza es la radiación ultravioleta e infrarroja invisible que emite el Sol, la cual puede quemar la retina del ojo irreversiblemente en cuestión de segundos sin ningún tipo de filtro o lentes protectores adecuados para eclipses.
Los daños causados por esta exposición directa son acumulativos y en la mayoría de los casos se produce una lesión indolora, que pasa inadvertida en el momento. Las consecuencias van desde visión borrosa, manchas ciegas, deformación de imágenes hasta la pérdida total y permanente de la visión central.
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Por ello, los expertos insisten en nunca mirar al Sol directamente durante un eclipse, ni siquiera por un segundo, sin los lentes especiales para observación solar.
Recomiendan utilizar únicamente lentes de eclipses certificados y que cumplan con la norma internacional ISO 12312-2. También se puede recurrir a métodos indirectos como proyectar la imagen del eclipse sobre una superficie.
En definitiva, disfrutar de manera segura este fenómeno natural requiere tomar las precauciones necesarias y no arriesgar la vista por ningún motivo. La impresionante belleza de un eclipse solar no vale más que perder la visión por negligencia.
