La relación entre Ayrton Senna y el México GP estuvo marcada por la pasión y los contrastes. El legendario piloto brasileño veía al Autódromo Hermanos Rodríguez como uno de los circuitos más retadores del mundo debido a su trazado, donde vivió múltiples sinsabores.
A 31 años de su partida, el Gran Premio de la Ciudad de México rindió un sentido homenaje al considerado como uno de los más grandes pilotos de todos los tiempos, quien falleció en Imola el 1 de mayo de 1994.
Para conmemorar el aniversario luctuoso del nacido en São Paulo, Brasil, los organizadores recordaron cada una de sus participaciones en México. La primera de ellas ocurrió en el circuito de la Magdalena Mixhuca en 1986, con el Team Lotus, justo el año en el que regresó Formula 1 a la capital mexicana.
Senna tuvo su primera satisfacción ahí, al conseguir la pole position con un tiempo de 1:16.990 minutos, superando por tres décimas a su compatriota Nelson Piquet, piloto titular del poderoso equipo Williams.
Ya en la carrera, el ganador fue Gerard Berger de Benetton y quien finalmente se convertiría en el mejor amigo de Ayrton. En segundo lugar cruzó la meta el máximo rival del brasileño, Alain Prost, en su McLaren. Mientras que Senna consiguió su primer podio mexicano al terminar en tercer lugar.
En los años siguientes, el vínculo de Senna con México se fortaleció. El GP de México recordó que en 1987 cumplió su arranque 60 en la serie en el trazado de 4.421 kilómetros; y en 1988 consiguió su segunda pole mexicana, la 20 en la categoría y con la cual sumó su segundo podium, al terminar en segundo lugar, ya como piloto de McLaren.
Con los años, el autódromo mexicano se le negaba a Ayrton, quien ya había conquistado la mayoría de los circuitos más legendarios y esa espina dolía. Sin embargo, fue en la carrera de 1989 cuando llegó la ansiada victoria.
El domingo 28 de mayo y tras largar en la pole position, Senna fue perfecto por 69 vueltas, y construyó una ventaja de más de 15 segundos sobre Ricardo Patrese de Williams, y más de 30 sobre Michele Alboreto de Tyrrell, para convertirse en vencedor del México GP.
Una vez conquistado, regresaron los sinsabores para el paulista. En la ronda de 1990, México le celebró —con un pastel blanco y con el logotipo del Gran Premio— su arranque 100 en la serie, pero el domingo una ponchadura le hizo abandonar la carrera.
Al año siguiente, en 1991, vivió uno de los momentos más angustiantes de su carrera. El viernes de la carrera perdió el control de su McLaren, derrapó, se colocó llantas para arriba y se atasco en la trampa de arena de la Curva Peraltada. De inmediato llegaron las asistencias mexicanas y sacaron ileso al brasileño; sin embargo, el domingo, tuvo una carrera brillante y sumó un nuevo podio, al terminar en tercero.
Su adiós de México se dio en 1992. El viernes tuvo otro fuerte accidente, a casi 200 km/h se impactó contra una valla de protección. De nueva cuenta las asistencias le auxiliaron, utilizó una mascarilla de oxígeno por 10 minutos y tuvo que usar collarín ante los fuertes dolores. Pudo participar en la carrera, pero lo abandonó en la vuelta 11 por fallas en la transmisión.
Para Senna, su balance —pese a todo— en México fue sorprendente: con tres pole position y cuatro podiums, incluyendo un triunfo. Una historia de contrastes, pero de mucha pasión en el Autódromo Hermanos Rodríguez.




