El Inbal rinde homenaje a la autenticidad y a la libertad creativa de Santos Balmori

REDACCIÓN OVACIONES Foto: Cortesía Secretaría de Cultura La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través del Museo Nacional de Arte (Munal), recinto de la Red de Museos Inbal, inauguraron el miércoles por la noche la exposición Santos Balmori (1898-1992). La huella indeleble. La

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REDACCIÓN OVACIONES

Foto: Cortesía Secretaría de Cultura

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través del Museo Nacional de Arte (Munal), recinto de la Red de Museos Inbal, inauguraron el miércoles por la noche la exposición Santos Balmori (1898-1992). La huella indeleble.

La muestra fue inaugurada –con la representación de la directora general del Inbal, Lucina Jiménez López– por la subdirectora general de Patrimonio Artístico Inmueble, Dolores Martínez Orralde; el director del Munal, Héctor Palhares; el embajador de España en México, Juan Duarte Cuadrado; Mariana Canales Salas; la coordinadora operativa del Patronato del Museo Nacional de Arte, AC, y por el co-curador de la muestra, Gerardo Traeger, así como de público en general.

Al inaugurar la retrospectiva, Martínez Orralde agradeció al equipo del museo por el arduo trabajo realizado para la realización de la exposición y subrayó “la importancia de rendir homenaje al artista, quien buscó identidad y autenticidad dentro del gremio artístico”.

Santos Balmori, cuya vida y obra son un testimonio de perseverancia, de exploración y de autenticidad en el mundo del arte desafió las corrientes artísticas y trazó su propio camino”, un camino que lo llevó a “abrazar y a explorar influencias artísticas de todo el mundo, desde las temáticas revolucionarias –con sus ilustraciones– hasta su constante búsqueda de identidad y de expresión”, enfatizó la titular del Inbal.

Balmori nos recuerda que el arte es un viaje personal que a veces nos lleva lejos de nuestro lugar de origen, pero que enriquece nuestras vidas y nuestras culturas, refirió en su mensaje la Dra. Lucina Jiménez.

Por su parte, el embajador de España en México, Juan Duarte Cuadrado, señaló que si bien Santos Balmori no era español, “corría sangre asturiana por sus venas” y consideró como un acto altamente emocionante “volver a poner a Santos Balmori en el mapa de los grandes artistas del siglo XX”.

También destacó que Balmori estudió en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, donde fue discípulo de los grandes artistas españoles de la época, como Moreno Carbonero, Joaquín Sorolla y Julio Romero de Torres.

 

Hombre sencillo y de sabiduría impresionante

Previamente, al dar la bienvenida al público, Héctor Palhares, director del Museo Nacional de Arte, hizo hincapié en la decidida y fundamental vocación del Munal.

Luego puso de relieve la importancia de la vida y obra de Santos Balmori: “un artista, un docente, una figura polifacética, que a partir de él, a partir de su obra, podemos ver prácticamente la totalidad de la historia del arte, de la cultura, de las vicisitudes y de todo lo que implica el complejo, pero a la vez fascinante siglo XX”.

En ese sentido, señaló con especial énfasis la variedad de disciplinas que cultivo el artista homenajeado y que se reflejan en la muestra a través de una vasta obra plástica, gráfica, escultura, fotografía, recortes, carteles, etc.

En su momento, Gerardo Traeger, coleccionista y curador de la muestra –junto con María Estela Duarte— expresó la fortuna de haber coincidido con el artista y agradeció las enseñanzas que le dejó, así como la realización de la muestra-homenaje porque era una tarea pendiente.

Lo describió como “un hombre sencillo, muy estudioso, místico y de una sabiduría impresionante” y rememoró una frase que con frecuencia decía Santos Balmori: “El verdadero éxito de un artista se da en el taller. La difusión, la promoción, el éxito, la fama y el dinero es problema de otros, el dilema del artista se da en el taller”.

 

Santos Balmori en el contexto del arte mexicano

Integrada por más de 300 obras que abarcan la amplia trayectoria del artista mexicano, esta magna retrospectiva hace un minucioso recorrido por cada una de sus etapas creativas, caracterizadas por la inquietud siempre viva de experimentar y por descubrir nuevos horizontes.

En el marco del 125 aniversario del nacimiento de Santos Balmori, la exposición en su conjunto brinda la oportunidad de redescubrir a un artista polifacético, cuya prolífica obra se hace evidente a través de un cuidadoso dibujo y una compleja composición, plasmadas en ilustraciones, carteles, murales, pintura de caballete, diseños de vestuario y de escenografía.

Durante la primera mitad del siglo XX, el arte mexicano ofreció un sinfín de discursos y propuestas plásticas que abordaron —primordialmente— temas nacionalistas y revolucionarios, siendo el muralismo su mayor referente. Como reacción natural a ello, los artistas de la época buscaron nuevas rutas y corrientes pictóricas más cercanas a un lenguaje universal y vanguardista, nicho en el que se inscribe Santos Balmori.

Apartado, por cuenta propia, de las corrientes que permearon el quehacer mexicano de su tiempo, su trabajo se separa de la Escuela Mexicana de Pintura y manifiesta un lenguaje más cercano a las corrientes figurativas europeas, con claras referencias al cubismo, el realismo, el expresionismo y, en menor medida, a la pintura metafísica italiana.

Es a partir de la segunda mitad del siglo XX, en los años setenta, que su trabajo comienza a integrar un lenguaje abstracto, a través del geometrismo y el uso de materiales novedosos, que lo hacen regresar a nuevos formatos y composiciones.

La exposición Santos Balmori (1898-1992). La huella indeleble se articula en grandes núcleos que el público podrá disfrutar en las salas, los cuales han sido denominados: Gabinete personal; Europa, carteles e ilustración; Artes escénicas; Época negra; Mujeres; Educación, alumnos y trazos; y, finalmente, Espacios y tensiones.

Con curaduría de María Estela Duarte y Gerardo Traeger, la exposición se encuentra en las salas temporales de la planta baja del recinto del Inbal. Su realización ha sido posible gracias al generoso apoyo de múltiples coleccionistas particulares y diversas instituciones.

El programa que acompaña la exposición está integrado por conferencias y conversatorios presenciales que reúnen a destacados especialistas, como Luis Rius, Santiago Espinosa de los Monteros, Gerardo Traeger, Federico Traeger Mendoza, María Estela Duarte, entre otros.

 

Munal+Educa

Aunado a ello, durante el periodo de exhibición se llevarán a cabo diversas actividades educativas organizadas por el departamento de Munal+Educa, dirigidas a niñas, niños, jóvenes, adultos mayores y personas con discapacidad. Éstas incluyen visitas guiadas y mediadas, tanto en la exposición, como en el espacio de interpretación diseñado para la muestra, en el cual destacan los elementos didácticos que fomentan la participación activa de los visitantes.

 

Santos Balmori

Nació en la Ciudad de México en 1898. Hijo de padre asturiano y madre tlaxcalteca, a muy corta edad emigró con su familia a Asturias, provincia de España, y posteriormente a Chile, donde comenzó su formación artística en la Escuela de Bellas Artes de Santiago, a la edad de 18 años.

Debido a la temprana y repentina muerte de sus progenitores, en 1918 viajó de regreso a España, donde ingresó a la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. Ahí tuvo como profesores a Julio Romero de Torres (1874-1930) y a Joaquín Sorolla (1863-1923), y como compañeros a Salvador Dalí (1904-1989) y a José Moreno Carbonero (1860-1942), entre otros.

Concluidos sus estudios, viajó a Francia en 1921, donde ingresó a la Académie de la Grande Chaumière de París, como alumno del escultor Antoine Bourdelle (1861-1929); durante aquella estancia se dedicó a la ilustración de libros y revistas, junto al periodista y escritor francés Henri Barbusse (1873-1935), destacando su labor en la revista Monde, publicada en París de 1928 a 1935.

Buena parte de su producción artística en Europa se centró en el cartel publicitario, cuya obra fue galardonada en múltiples ocasiones con premios internacionales. Después de viajar por Europa central y exponer en muestras individuales en París, Suecia y España, viajó a Palma de Mallorca, desde donde emprendió su regreso a México en 1935.

El Museo Nacional de Arte se ubica en Tacuba 8, Centro Histórico, alcaldía Cuauhtémoc. Horario de visita, de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas. Costo general $85. Entrada libre a Inapam, menores de 13 años, personas con capacidades diferentes, maestros y estudiantes con credencial vigente. Domingo, entrada libre.