El peligro de militarizar todo

5, septiembre 2022

ANGÉLICA DE LA PEÑA

¿Porqué López Obrador está obstinado en militarizar toda la seguridad pública? Porqué mintió en campaña criticando a Calderón y a Peña acusándolos por mantener a las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública, y dijo -y dice- que él no es igual. Incluso sus adeptos en el Senado en 2017/18 se opusieron a la Ley de Seguridad Interior del PRI, al grado de que la Acción de Inconstitucionalidad promovida ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, llevó la firma de todos los Senadores de Morena. En el Diario de Debates se podrá constatar los contundentes argumentos que le endilgamos a esa LSI, incluyendo de los morenistas, en contra de la militarización de la seguridad pública. Pura hipocresía: hoy se repitió esa argumentación, pero LópezO es el foco de la crítica de la oposición.

Todos los diputados y diputadas de Morena y aliados, sumisos y obedientes, acataron rápidos y prestos, incorporar en leyes secundarias, una reforma que obligadamente tendría que emprenderse a la Constitución. Pero el Presidente no tiene los votos para incorporar formalmente la seguridad publica al ejército, modificando la Constitución. Por eso violentan todas las reglas del proceso legislativo, y aprueban una reforma espuria. Todo indica reproducirán el numerito en el Senado. Sin cambios, la reforma a 4 leyes que llega desde Palacio Nacional será aprobada tal cual. Y lo hacen sabiendo que no podrán evitar la Acción de Inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Pero reitero la pregunta: cuál es el motivo de entregar al ejército, las corporaciones policiacas, si en realidad la guardia nacional ha sido un fracaso rotundo para someter a las delincuencias organizadas. En este gobierno hay una sorprendente presencia de venta de huachicol a lo largo de la autopista de Tepeji del Río/Querétaro, antes también lo hacían, pero con discreción, hoy lo anuncian sin tapujo. El asalto en carreteras es un horror. El trabajo de periodistas enfrenta riesgos típicos de un país en guerra. La desaparición de personas menores de edad y mujeres ha ido creciendo, seguro con fines de trata. Igual crecen los homicidios dolosos y los secuestros; la violencia desatacada entre los carteles es brutal afectando la vida de la población frente al control territorial de las mafias. El desplazamiento forzoso de territorios por la violencia y la inseguridad no puede ocultarse. Todos los días conocemos hechos que reflejan que de nada sirven los más de 118,000 elementos de la Guardia Nacional de los cuáles la inmensa mayoría son parte ya, de las fuerzas armadas. Poner en una ley secundaria que formarán parte de la SEDENA en sólo terminar con la simulación, porque en la realidad ya lo son.

Igual se ha militarizado los principales controles de aduanas, aeropuertos, puertos marítimos, el AIFA, Dos Bocas y el Tren Maya, hasta la compra de medicinas.

Muchos asuntos están de cabeza en materia de salud, medio ambiente, economía, transparencia, educación, derechos de las mujeres, justicia e inseguridad. Y ante este pernicioso ambiente de ingobernabilidad, con las “corcholatas” en franca campaña, no es bueno observar cómo los militares toman al país en sus manos bajo el mando del comandante en jefe, que es el Presidente. El lopezobradorismo se burla del marco constitucional. Urge una estrategia civil para detener este desastre.