Patricia Ramírez / Ovaciones
Foto: Crisanta Espinosa Aguilar / Cuartoscuro.com
Escasez de lluvias, cambio climático, falta de tratamiento de aguas residuales, fugas y presupuesto insuficiente generan que el Valle de México se encuentre en una situación crítica en materia de suministro de agua, aseguraron especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En conferencia de prensa, las presas existentes en seis de las 13 regiones hidrológico-administrativas del país registran almacenamientos inferiores al 50 por ciento de su capacidad máxima.
El titular de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad, Eduardo Vega López, explicó que son inocultables las evidencias acerca de la creciente escasez del líquido en varias regiones, ciudades y municipios de la nación.
Según información oficial, los registros históricos de precipitación pluvial documentan que, en 25 de las 32 entidades federativas del país, el volumen de lluvia acumulada en 2023 fue significativamente inferior al promedio anual de los anteriores 82 años y además se prevé que este año sea muy caluroso y también podría romper récords históricos.
El especialista detalló que las olas de calor experimentadas el año pasado indican que 2023 ha sido el más cálido de los anteriores 70 años y 31 de las 32 entidades federativas tuvieron la mayor temperatura media anual desde 1953.
Todas estas condiciones han provocado que las presas existentes en seis de las 13 regiones hidrológico-administrativas del país tienen hoy niveles de almacenamiento de agua inferiores al 50 por ciento de su capacidad máxima: entre 28 y 46 por ciento, además de que otras tres de ellas poseen niveles de entre 53 y 59 por ciento de almacenamiento de agua, sostuvo.
Por su lado, la coordinadora del Seminario Universitario de Sociedad, Medio Ambiente e Instituciones e investigadora del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad, adscrito al Instituto de Ecología, Marisa Mazari Hiriart, añadió que los servicios ecosistémicos que prestan las zonas ricas en este recurso son: provisión para consumo humano de uso doméstico, para actividades agrícolas y pecuarias necesarias para una población creciente que requiere de alimentos; control de erosión hídrica, eutrofización y azolve de cuerpos de agua e infiltración a sistemas subterráneos.
La científica comentó que hace falta mayor articulación entre las secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la de Salud para atender los temas de disposición y calidad del elemento, pues en la actualidad las residuales van a dar a cuerpos que son fuentes de abastecimiento y contaminan gravemente el líquido.
Recomendó la utilización de una nueva generación de plantas de tratamiento, más pequeñas y eficientes, las cuales generan lodos residuales y sean capaces de reutilizarlos.
En su oportunidad, el titular de la Red del Agua de la UNAM e integrante del Centro Regional de Seguridad Hídrica adscrito a la Unesco, Fernando González Villarreal, insistió en que es altamente probable que no cumplamos con las metas establecida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030; tenemos altos niveles de cobertura, pero servicios de agua intermitentes; bajos niveles de tratamiento de aguas residuales (menores al 50 por ciento) y cuerpos de agua contaminados en más de 60 por ciento, además de que los efectos del cambio climático se intensifican con más huracanes, sequías y reducción de al menos 10 por ciento de las precipitaciones.




