En la CDMX más de 11 mil personas se han sumado al programa de Voluntad Anticipada

Permite que los pacientes no sufran en sus últimos momentos de vida



Adriana Bolaños, de 48 años es una de las 11 mil 122 personas que se han sumado al programa de Voluntad Anticipada en la Ciudad de México.

Las circunstancias que la llevaron a tomar la decisión, primero fue la diabetes que se apoderó de la salud de su mamá María Díaz, en el 2013 cuando tenía 60 años por diabetes en etapa terminal, quien les pidió “no sufrir más” y, posteriormente su papá, Felipe Bolaños a los 70 años, quien fue diagnosticado con cáncer, en el 2017.

Ella, junto con sus hermanos Juan Felipe y Christian decidieron respetar la decisión, de sus pares de morir por Voluntad anticipada, aunque Adriana reconoce que no es fácil aceptar la situación, dijo que fue la mejor opción porque “no tuvieron que sufrir como en otros casos”.

De acuerdo con la doctora Cecilia Palacios Ávila, responsable del programa de Voluntad Anticipada y Cuidados Paliativos, se trata de ayudar a las personas a pasar sus últimas días y horas con cuidados paliativos para que no sufran con la sensación de la falta de oxígeno o dolores que pueden ser insoportables para los pacientes en la etapa terminal.

Al explicar que en la fase de agonía se puede transitar de manera muy tranquila, sin ver sufrir al paciente y verlo morir en esas condiciones, dijo que la Voluntad Anticipada son cuidados paliativos a los que la gente que así lo quiere puede acceder a ellos a través de un documento legal la gente solicita sumarse a este.

No es lo mismo la eutanasia que la voluntad anticipada

Con la realidad de que todo ser humano va a llegar al mismo fin, pero que este puede ser sin sufrimiento, la doctora Cecilia Palacios Ávila dijo que la eutanasia y la voluntad anticipada son completamente diferentes.

Explicó que mientras en la voluntad anticipada se dan cuidados paliativos, para que el paciente, hasta el momento de su muerte no sufra, la eutanasia es todo lo contrario ya que con estas se induce a la muerte a través de la aplicación de medicamentos que provocan un paro cardiaco irreversible.

“La voluntad anticipada es no acelerar el proceso de la muerte y tampoco prolongar el proceso de agonía, la persona va a fallecer cuando tenga que hacerlo con soporte y medidas de confort, que ayuden a tener una calidad de vida, pero también una calidad de muerte”.

En este sentido, explicó que en este proceso del programa lo que se busca es que los pacientes fallezcan sin sufrimiento, en un proceso tranquilo, que no griten por el dolor.

“Nadie tendría que morir gritando del dolor porque le falta el aire o tiene delirios”, que, en este punto, detalló, es cuando las personas escuchan o ven cosas, lo que significa, indicó que “es la antesala de la muerte”.

En este mismo punto coincide Adriana, quien hasta el momento se declara sana y sin visos de tener alguna manifestación de síntomas que podrían ser hereditarios, de acuerdo con los últimos estudios que se realizó.

Cercana al tema, ya que trabaja en la Secretaría de Salud capitalina, fue lo que la llevó también a tomar las decisiones junto con sus hermanos y que, por lo avanzado de las enfermedades de sus papás no les daba tiempo de procesarlo y mucho menos tener una plática o discusión a fondo.

Al insistir en que está agradecida porque se cuenta con este programa en la Ciudad de México, el cual permitió cumplir con la última voluntad de sus padres, dijo que el programa no es nada más registrarse y recibir en el momento los cuidados paliativos.

¿Qué permite a los pacientes tener una mejor calidad de muerte y cómo se ayuda a los familiares?

Tanto la doctora Palacios Ávila como Adriana, por separado, coincidieron en que el paciente debe tener sus últimos momentos junto a sus seres queridos y no solos en un cuarto de hospital.

Adriana, aunque a su mamá sí le dio tiempo de firmar con su puño y letra el documento donde solicitaba que se le aplicara el programa y que su papá, ya no logró firmar, por lo que tuvieron ella y sus hermanos asumir la responsabilidad y cumplir con su última voluntad, a los pacientes, cuando las condiciones se prestan para ser planificadas pueden fallecer, con asistencia médica, en sus hogares o en el lugar donde elijan.

La idea, coincidieron en señalar tanto la responsable del programa como Adriana es evitar que la gente muera sola, como ocurrió en muchos casos cuando el mundo fue afectado por la pandemia de Covid-19.

Rango de edad y género que se han inscrito

De acuerdo con los datos del programa de Voluntad Anticipada, de 2019 a mayo de 2024 se han inscrito 11 mil 122 personas, de las cuales, cuatro mil 512 son del género masculino, seis mil 610 del género femenino.

En cuanto al rango de edad, en el mismo periodo, 176 han sido menores de edad, los cuales sólo pueden tener acceso al programa con el aval del padre, madre o tutor y 10 mil 946 son mayores de edad.