Enfermedad cardiovascular, pandemia peor que Covid-19

11, septiembre 2023

AIDA RAMÍREZ

Foto: Roberto Hernández / El Sol de México

Apenas tenemos 23 años celebrando el Día Internacional del Corazón y, México y el mundo llegan a este 29 de septiembre, con un déficit en su cuidado y con un cúmulo de carencias tras la pandemia por el Covid-19.

Se estima que alrededor de 220 mil mexicanos fallecen cada año por un infarto agudo al miocardio, y 18 millones de personas mueren anualmente en el mundo por enfermedad cardiovascular.

En tanto, la pandemia por SARS-CoV-2 mató a unas 6.5 a siete millones de personas y cada año se tiene que fallecen siete millones de personas como consecuencia de la hipertensión arterial, uno de los principales factores de riesgo cardiovascular.

 

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Al respecto, la doctora Ana Cristina Montenegro, especialista en medicina vascular y tratamiento anticoagulante, señala a Ovaciones que en Latinoamérica la pandemia de la obesidad y de la “avalancha de factores de riesgo cardiovascular afectan muchísimo a la población, pero no estamos mejores en el resto del mundo”.

Señaló que lo anterior no tiene que ver sólo con la alimentación, porque si bien, el consumo de productos procesados, de grasas saturadas, azúcares refinados incrementa el riesgo, “hay otros factores de riesgo cardiovascular que inciden sobre la salud de los vasos sanguíneos y del corazón”.

En este sentido, enumeró a la hipertensión, el tabaquismo, el sedentarismo, el estrés, las alteraciones y enfermedades relacionadas con el sueño, y todo ello será la base de la enfermedad cardiovascular, es por eso que “esto es una pandemia peor aún que lo que nos dejó el Covid-19 -que hasta la fecha ha contabilizado alrededor de siete millones de muertes- y que obviamente, mata alrededor de 18 millones cada año”.

Cuestionada sobre qué es lo que está pasando con el ser humano, quien debería de tener mayor conciencia de las enfermedades que causan el sedentarismo, alcoholismo, tabaquismo, señaló que si bien las personas cada día tienen mayor conocimiento de lo que ocasionan estos padecimientos, y que los gobiernos han impulsado campañas para dar a conocer la enfermedad cardiovascular, se observa cómo desde la pequeña infancia, “cada día la obesidad está siendo un problema más grande en estos primeros años de vida”.

A ello se suma, acusa, los malos hábitos como el estar frente a las pantallas y juegos de video durante varias horas y que los niños dejaron de estar al aire libre y hacer ejercicio.

Por ello, señala la especialista Montenegro, que la invitación es a la prevención, a buscar regresar “un poco más a nuestras raíces”, comer alimentos menos procesados, más saludables, disminuir la incidencia de la obesidad, sobrepeso, consumo de alcohol, del tabaquismo y el sedentarismo para disminuir la posibilidad de un evento cardiovascular.

Asimismo, alerta que si bien la expectativa de vida ya está sobre los 75 años, más o menos, la calidad de vida se deteriora con todas estas situaciones.

“Al tener en cuenta que entre más tempranamente adquieras los factores de riesgo o estas enfermedades que van a terminar en enfermedad cardiovascular, pues vas a perder más años de vida potencialmente útiles. La idea es no adquirir estos factores de riesgo cardiovascular o intentar controlarlos. Ahora cada vez hay más niños obesos y esos son diabéticos más jóvenes, que generarán enfermedad cardiovascular de manera más temprana”.

Por eso no sólo se trata del tiempo que vivas, sino de la forma que vives el tiempo que estás viviendo, por eso le restamos años con cada cigarrillo, con cada kilo o trago de más se resta salud a nuestro sistema cardiovascular, “y no podemos desconocer que esta es la principal causa de muerte en el mundo en este momento”.

La especialista de nacionalidad colombiana señala que si bien no hay una edad específica en la que se presente esta enfermedad, indicó que por lo regular es en personas mayores de 50 años; sin embargo, alertó que si un menor desarrolla desde edad temprana diabetes, seguramente presentará algún evento cardio antes de su quinta década.

Considera que políticas públicas, como la que se tiene en México de poner “sellos” en los productos, que refieren “alto en sodio”, “alto en carbohidratos”, “alto en azúcares”, es un paso para que la gente tenga un poco más de conciencia sobre lo que debe y no debe comer.

“Pero al final esto es una conjunción de factores que confluyen para producir la condición clínica de los pacientes, no sólo la comida, también tiene que ver con nuestros cambios en la forma de vivir”, y en ese sentido, señaló que las medidas para evitar contraer el Covid-19 obligaron a modificar actividades como el estudio y el trabajo.

Con ello, la gente inició con el teletrabajo, el estudio en línea en casa, con lo que las personas dejaron de salir a la calle, caminar para trasladarse a su lugar habitual; “ahora hay muchas personas que trabajan todo el tiempo metidas en sus casas y cada día se mueven menos. Sí hay que evolucionar -uso de la tecnología-, pero también tiene que ir ligada a buscar nuestro mejor punto en la salud y tiene que ver con el ejercicio, hábitos diarios”.

La doctora Montenegro confía que las nuevas generaciones tengan hábitos más saludables y generen mayor bienestar en la población, pues se ve que se está regresando a comida menos procesada, a campañas de actividad física, así como a generar ambientes saludables en los trabajos.

Y al mismo tiempo, espera que la gente tome conciencia de que no es necesario usar un cubrebocas para saber que una enfermedad es una pandemia, pues señala que en la postpandemia, muchas personas han fallecido por un problema cardiovascular porque dejaron de asistir a su médico para continuar con su tratamiento, porque les dio miedo volver a salir, y sus factores empeoraron.

Por eso, la necesidad de sensibilizar a las personas de la importancia que tiene prevenir la enfermedad y, de lo grave que es tener una enfermedad como la diabetes o hipertensión que le puede ocasionar un evento cardiovascular, puntualiza la Jefa Clínica de Medicina Interna Vascular y Anticoagulación en el Hospital Universitario Fundación Santa Fe de Bogotá, Colombia.